Lumen, 2003, 2009. 216 páginas. Trad. Nicole d’Amonville Alegría. Algo conocía de la vida de Emily Dickinson, famosa poeta norteamericana que vivió en una relativa soledad fuera de círculos artísticos cultivando una poesía extraña y particular. Pero todavía no había leído ningún poema suyo. Ha sido toda una sorpresa, porque no parecen poemas escritos en el siglo XIX. Innovadora en lo formal -con un estilo muy particular y sorprendente-, en la temática -con unas referencias casi místicas a la naturaleza y a la soledad, el cóctel no deja indiferente. Poemas que oscilan entre el misterio y lo cristalino, que hacen resonar campanas en el alma. No me extraña que en su época fuera ignorada, se adelantó cincuenta años a su tiempo. Tampoco que ahora nos descubramos ante su extraño talento. Muy recomendable. The heart asks pleasure first The heart asks pleasure first And then, excuse from pain- And then, those little anodynes That deaden suffering; And then, to go to sleep; And then, if it shoud be The will of its Inquisitor The liberty to die. El Corazón pide Placer – primero – y luego – excusa del Dolor – y luego – esos pequeños Anodinos que amortiguan el sufrir…