Elena Poniatowska. Leonora.
Novela / diciembre 17, 2021

Seix-Barral, 2011. 510 páginas. Biografía de la pintora surrealista Leonora Carrington que tuvo una vida de traca. Rica heredera dejó a su familia para dedicarse al artisteo y la bohemia. Escondida bajo la etiqueta de haber sido amante de Max Ernst por fin ahora se empieza a reconocer su talento y originalidad. Ya comenté por aquí sus Memorias de abajo y este libro captura perfectamente el espíritu irreverente y un punto alucinado de la pintora. Elena Poniatowska escribe pero que muy bien y no se limita a darnos una biografía al uso, sino que nos planta una novela fascinante que, casualmente, coincide con la vida de Leonora. Toda comparación es odiosa, pero en este editorial no hace mucho que leí El don de la fiebre, biografía de Messiaen, y nada que ver. Poniatowska le pasa la mano por la cara a Mario. Quizás porque, además de talento, pudo conversar largamente con Leonora en México. Impagables los dos últimos capítulos y la reacción ante el arte contemporáneo. Excelente. Black Bess, su pony Shetland, nunca quiere galopar. Leonora grita: «Gee up Bessie!» y de repente Black Bess se suelta al galope, cuando antes ni siquiera se molestó en trotar. En la noche…

Elena Poniatowska. Querido Diego te abraza Quiela.
Novela / julio 5, 2017

LOM Ediciones, 2000. 67 páginas. La escritora Angelina Beloff escribe cartas sin respuesta a su amado Diego Rivera, que ha regresado a México y la ha dejado abandonada en París. Rememora sus tiempos felices, la tristeza de ver morir a su hijo, y le confiesa cada día su amor que sabe que ya no es correspondido. Triste retrato de una mujer que alberga esperanzas frente a una desoladora realidad. En los papeles que están sobre la mesa, en vez de los bocetos habituales, he escrito con una letra que no reconozco: «Son las seis de la mañana y Diego no está aquí». En otra hoja blanca que nunca me atrevería a emplear si no es para un dibujo, miro con sorpresa mi garabato: «Son las ocho de la mañana, no oigo a Diego hacer ruido, ir al baño, recorrer el tramo de la entrada hasta la ventana y ver el cielo en un movimiento lento y grave como acostumbra hacerlo y creo que voy a volverme loca», y en la misma más abajo: «Son las once de la mañana, estoy un poco loca, Diego definitivamente no está, pienso que no vendrá nunca y giro en el cuarto como alguien que…