Círculo de lectores, 1999. 250 páginas. Recuerdos de infancia Leo tarde este libro, regalo de mi amigo Luis, por culpa de las votaciones del esclavo lector, y debería haberlo hecho antes. Esta curiosa mezcla de memorias, relatos y columnas periodísticas de difícil clasificación me ha dejado muy buen sabor de boca. Personal y bien escrito, nos permite conocer un poco más del autor, de muchas de sus amistades (a destacar Fernado Fernán Gómez) y compartir -o disentir mentalmente- sus opiniones. Les dejo extractos escogidos. Wenceslao Fernández Flórez después de la guerra, la génesis del bosque animado: Hasta los perros -la pareja de dálmatas, el doberman altivo, los perritos madrileños ladradores- tienen también prisa para correr al corralito diminuto -que ha puesto el Ayuntamiento en Valle de Súchil- donde tranquilizar la corriente mingitoria que han contenido durante la noche (sobre ese corralito, ahora cerrado por obras, la casa donde vivió Wenceslao Fernández Flórez: había abajo una vaquería, con vacas vivas asomando: y le decía yo que podía recordarle su Galicia). «Han ganado los míos, me han prohibido todo, ya no puedo escribir», decía el viejo monárquico que había pasado la guerra oculto en una Embajada. Pobre Wenceslao, tan inteligente, tan crítico,…