Penguin Random House, 2014. 1150 páginas. Tit. Or. The goldfinch. Trad. Aurora Echevarría. El protagonista de la historia se refugia con su madre en el Metropolitan de Nueva York para escapar de la lluvia. Un atentado terrorista hace que su madre muera y el desorientado sale del museo llevando dos cosas que cambiarán su vida para siempre. El anillo que le ha entregado un moribundo y un cuadro que no le pertenece. Todo mal. Siempre me ha parecido de una pedantería insufrible decir que a un libro le sobran páginas, pero no me importa quedar como un pedante: le sobran muchas páginas. Muchas descripciones de hechos intrascendentes que ni aportan nada a la historia ni están escritas con una prosa tan excelsa que de gusto recrearse en ellas. Detrás de tanta paja hay una trama que, si bien no me ha interesado lo más mínimo, reducida a trescientas páginas por lo menos hubiera sido digerible. Tantas páginas para tan poco grano…. No me he creído nada de la historia, ni al protagonista, imbécil perdido, supongo que por tanto abuso de sustancias, ni al resto de personajes que le rodean. Que no son muchos, porque la autora los exprime al máximo…