Emecé, 1990. 112 páginas. Tit. or. Das muschelessen. Trad. Marisa Presas Corbella. Por ser una ocasión especial, tienen mejillones para cenar. Pero el padre de familia no aparece, y lo que parecía que iba a ser una cena de celebración del ascenso se va deslizando en un monólogo interior de la protagonista que nos desvela la auténtica realidad de la familia. Un ataque de frente a la autoridad paternal, sin concesiones. Por ese lado, bien. Por otro, teniendo en cuenta que está escrito en los 90 parece como de otra época, y aunque las situaciones que plantea son muy reconocibles la autora abusa de un trazo grueso que seguro que ha contribuído a que sea más conocido, pero que a mí me ha molestado un poco. Porque la idea y construcción del relato están muy bien, con esa pendiente deslizante que plantea la lectura y que nos va iluminando la realidad de las cosas, pero me ha dado la impresión de que podría haber estado mucho mejor. Bueno. Entretanto no paraba de repetir que a ella no le entusiasmaban ni de quejarse de que le dolía la espalda, pero no permitió que la ayudáramos. Dejadlo, si después aún encuentra arena…