Editorial RBA, 2005. 94 páginas. Fantasía onírica Dentro de la colección de RBA están casi todas las novelas de Benito Pérez Galdós, autor bastante prolífico, y va siendo hora de empezar con ellas. Algunas ya las tenía leídas y siempre me ha parecido bastante entretenido. La primera sorpresa es que siempre lo había tenido por escritor realista y resulta que también se soltaba la melena. Celín está ambientada en una ciudad con unas características especiales: Hay que hacer ahora una aclaración de carácter geográfico, que sorprenderá mucho al lector, y en la cual insiste mucho el cronista, asegurando en forma de juramento, que el día en que escribió esta parte de su relación no cometió exceso antes ni después de la cena. Pues ello es un fenómeno físico, peculiar de la ciudad de Turris, y que en ninguna otra parte del globo se ha manifestado nunca, como sienten Estrabón y dos graves autores más. La ciudad de Turris se mueve. No se trata de terremotos, no: es que la ciudad anda, por declinación misteriosa del suelo, y sus extensos barrios cambian de sitio sin que los edificios sientan la más ligera oscilación, ni puedan los turriotas apreciar el movimiento misterioso…