Anagrama, 2022. 120 páginas. Hipocondría moral hace referencia al sentimiento de, por sentir culpa, sentirse culpable. Si algo no funciona bien en el mundo (discriminación de minorías, pobreza, explotación) los culpables son ellos. Así que se lanzan desde una postura narcisista a arreglar el mundo con grandes gestos (como hacer un atentado) o se dedican a hacer sentir culpables a todos los demás mediante proclamas morales (normalmente por internet). Ese es el hueso de este ensayo que analiza con el ejemplo de Kathy Boudin, la Pastoral Americana de Roth, las reflexiones de Mark Fincher y Hannah Arendt y la experiencia de Didion la línea entre la culpa, la culpabilidad y la responsabilidad. Porque la culpa nos puede acercar a la ética pero la culpa patológica nos lleva a una romantización del mundo que impide encontrar soluciones válidas. Bueno. Hay, como mencionamos, una sospecha bastante generalizada en la tradición marxista hacia la moral y la culpa. Son identificadas como algunos de los peores aspectos de la vida burguesa. Pero ser moral no te hace burgués. Ser moral te hace moral. Lo que te convierte en burgués no es tener moral, sino tener moral burguesa (entre otras cosas). Está en nuestras manos,…
Anagrama, 2024. 430 páginas. Un enorme perfil de Silvia Labayru, que fue torturada en la ESMA estando embarazada por pertenecer al movimiento clandestino montoneros y que fue liberada después de dar a luz a su hija en el centro de tortura gracias a la llamada que da título al libro. En este libro se habla de la situación política argentina, de los centros de detención, de la tortura, de las violaciones, de las acusaciones de traición que sufrieron quienes sobrevivieron a los centros, de como sigue la vida después de un suceso traumático, de la personalidad de Silvia… Tantas cosas que solo el talento de Leila es capaz de tratarlas con una objetividad subjetiva que logra un equilibrio perfecto, sin cargar las tintas en ningún sentido. Hay páginas que te ponen los pelos de punta, pero también situaciones cotidianas, momentos en los que Silvia es una mártir y otros en los que es una mujer normal y corriente con sus manías como cualquier otra persona. La mirada de Leila se fija en lo que se tiene que fijar y el resultado es un libro inmenso, que va más allá del perfil de Silvia pero, a la vez, la retrata como…
Anagrama, 2014. 102 páginas. Tit. or. Une semaine de vacances. Trad. Rosa Alapont. Una semana de vacaciones de una pareja en la que todo lo que se nos narra es sexual, donde el hombre ejerce una posición de poder sutil pero perversa, donde siempre estamos intranquilos pero sin saber muy bien por qué. Lo leí recomendado por Lucía Lijtmaer y, al saber el trasfondo de la historia (que no voy a revelar) he sentido mal cuerpo desde el minuto uno. En el libro hay un delicado equilibrio entre las descripciones sexuales, que parece ponerlo directamente en el género erótico, y la violencia subterránea, a base de pequeñas acumulaciones, que van desvelando la verdadera intención de la autora. Lo que se cuenta, aparentemente excitante, contrasta con lo que se lee entre líneas, decididamente brutal. Crudo como un puñetazo en el estómago. Muy bueno. Ella le pregunta si está seguro de que con la vaselina no duele tanto. Él vuelve. «Por supuesto. No duele nada. No notarás nada. Al contrario, sólo sentirás placer». Vuelve a meter la ropa en el armario, que ha dejado abierto. Abre el cajón de la mesilla de noche. Coge el tubo de vaselina y se unta el…
Anagrama, 1999. 82 páginas. Un niño recogido y criado en un barco se revela como un pianista fuera de lo corriente. Pero quien quiera disfrutar de su arte no tendrá más remedio que hacer ruta en el transatlántico donde toca, porque nunca ha bajado a tierra. Segunda oportunidad que le doy a Baricco después del fiasco que me resultó Seda. Y me encuentro prácticamente lo mismo, una historia bien construída, un planteamiento original, su toque de sensibilidad, pero que a mi me parece impostada, artificial. Creo entender por qué gusta tanto a la gente, pero también porque a mí no, ni llegará a hacerlo. Lo bueno que tiene es que es corto, porque fue escrito para representarse en el teatro. Se deja leer. Quien lo encontró fue un marinero que se llamaba Danny Boodmann. Se lo encontró una mañana, cuando ya todos habían bajado, en Boston, lo encontró en una caja de cartón. Tendría unos diez días, no más. Ni siquiera lloraba, estaba en silencio en aquella caja con los ojos abiertos. Lo habían dejado en el salón de baile de primera clase. Encima del piano. Pero no tenía aspecto de ser un recién nacido de primera clase. Esas cosas…
Anagrama, 2023. 160 páginas. En la Argentina de 2197, notablemente cambiada a causa del deshielo de los polos y del cambio climático, un niño mutante con forma de mosquito sobrevive como puede al acoso que le hacen sus compañeros y a la falta de cariño de su madre sin saber que es un mutante que cambiará la historia. Siento decir que, pese a todos los comentarios elogiosos que he leído por ahí, no he entrado en el juego que propone el autor. Como novela de ciencia ficción no habría por donde cogerla, y como desbarre alucinado no me ha hecho gracia. Algún detalle me ha gustado aquí y allí (los virus como agentes de fluctuación de los mercados financieros, las simulaciones dentro de simulaciones) pero el armazón y el núcleo de la historia me han parecido una filfa. Por ahí está gustando mucho pero, por desgracia, a mí no. Regulero. El binodinal y el benereoTT eran drogas estimulantes y poderosamente adictivas, cuyos efectos no son tema de esta historia, mientras que el ovejín era una especie de animal (palabra inexacta, aunque la más cercana a describirlo) genéticamente modificado y patentado por la empresa Ovejín, que consistía nada más y nada…