AMG, 1996. 88 páginas. Juan Manuel de Prada me cae muy mal, pero alguna cosa buena hace. Las máscaras del héroe me gustó. Esta recuperación de la memoria de Armando Buscarini también es de agradecer. Poeta bohemio y maldito, además de pasar hambre y necesidad ingresó varias veces en el manicomio y acabó muriendo de esquizofrenia y sífilis en el de Logroño. En estas memorias puede adivinarse su trágico futuro. Sin ningún éxito en su momento, agotados los mecenas y amigos de sus sablazos, hoy tiene calle en su pueblo, Ezcaray (no se pierdan sus fiestas) y hasta página web: http://www.armandobuscarini.com/. Un poquito tarde. Calificación: Bueno. Un día, un libro (307/365) Extracto: No quiero volver al Viaducto! ¡No quiero que me encierren en los calabozos obscuros con asesinos y ratas! ¡No quiero dormir en los bancos! ¡No quiero que me pongan la camisa de fuerza! Sólo quiero que mis amigos los hermanos Quintero y Hernández Cata contribuyan con su influencia generosa a facilitarme lo más pronto posible el verdadero triunfo económico, que es lo único que me hace falta. Pues deben saber que la única vez que he estrenado una camisa, ha sido de fuerza.
AMG editor, 1998. 100 páginas. Picardías en verso Félix María Samaniego es bien conocido por sus fábulas. ¿Quién no conoce la historia de La cigarra y la hormiga o el cuento de la lechera? O los famosos versos: A un panal de rica miel dos mil Moscas acudieron, que por golosas murieron presas de patas en él. Otra dentro de un pastel enterró su golosina. Así, si bien se examina, los humanos corazones perecen en las prisiones del vicio que los domina. Lo que no es tan conocido es que escribió un libro, El jardín de Venus de tono menos moralista y más procaz. Este libro es una selección de las 22 mejores historias de ese jardín. También en verso descubrimos que los conventos no son lo que parece, que los frailes son capaz de echar más de once descargas o que los miedos de las doncellas al desmedido tamaño no son para tanto. Son muy divertidas, en una época en la que ya no hay miedo de llamar a las cosas por su nombre siempre es agradable ver diferentes y recatadas maneras de llamar a lo mismo. No importa el nombre, sólo la pasión y el humor de una…