Gigamesh, 2016. 190 páginas. Tit. Or. The deceivers. Trad. Cristina Macías. Hace poco leía El ladrón cuántico y comentaba que era una novela de aventuras con terminología de ciencia ficción. Esta novela es madre de aquella. En los 80 se experimentó con nuevos formatos, más libres en temas e intenciones y este libro es un ejemplo. Rogue Winter es el producto de un extraño experimento y fue criado por los maoríes de Ganímedes. Tiene la habilidad de reconocer patrones en todo lo que le rodea. Encontrará a su pareja ideal en una polimorfa de Titania, capaz de asumir cualquier forma. Pero su idilio será interrumpido por una serie de contratiempos: intentos de asesinato, secuestros, persecuciones, mafias, contrabando y una serie interminable de carreras. Acción trepidante y mucho buen humor que conforman una novela entretenida y refrescante pero que no va más allá. La capacidad sinérgica de Rogue Winter no respondía ante todas las pautas y constructos; tenía curiosos puntos ciegos y sordos, la mayoría triviales, pero alguno importante. Más grave era el hecho de que reaccionaba a pautas de tres idiomas, pero solo era consciente de dos. Eso fue lo que lo abocó al desastre. Winter hablaba solarverbal porque era…