Alba, 2013. 270 páginas. Historia coral donde se mezcla a un escritor sin talento empeñado en escribir un best-seller malversando el capital de su madre si es preciso. Un editor en horas bajas que ve cómo su editorial es absorbida por una multinacional que quiere cargarse su plan de publicaciones. Dos tiburones de las finanzas que se meten en el mercado obsesionados por las ganancias. La historia no está mal escrita, se deja leer, y las críticas a la cultura del éxito editorial a toda costa y la obsesión por ganar dinero son muy acertadas. Pero se supone que es un libro divertido y no pasa de entretenido. El libro Confesiones de una editora poco mentirosa me divirtió e ilustró mucho más que éste. Pasable. -¡Aja! -gritó por fin-. ¡Esto es del todo inaceptable! La situación se ha ido de las manos. Tenemos que soltar lastre… empezar a despedir a gente… ¿A quién se debe este ejercicio de contabilidad creativa? ¿Quién lo ha hecho? Si seguimos así, la compañía estará en quiebra a finales de año. Nadie se atrevió a hablar o a moverse. -Esto es una sociedad anónima -murmuró Goosen-, no una ONG. No basta con no tener pérdidas,…