La Campana, 2002. 318 páginas. Huyendo de su pasado el protagonista recala en una isla remota para encargarse de mediciones barométricas. Su único compañero es el habitante de un faro. Pero la primera noche se dará cuenta de que la vida en la isla no va a ser como se imaginaba, cuando una jauría de monstruosos animales acuáticos irrumpen en su cabaña y consigue desembarazarse de ellos a duras penas. Para sobrevivir deberá llegar a un acuerdo con el misterioso farero. El libro fue una revelación en su momento, la prueba está en que la edición que he leído yo, que no es precisamente moderna, es la 39. La primera mitad es impecable: una situación extrema, un protagonista con una larga historia detrás, un compañero misterioso, monstruos salidos de las pesadillas de Lovecraft. Y bien, escrito, también hay que decirlo. Pero a partir de la mitad de la novela da la impresión de que el autor no sabía que rumbo tomar y decide tomar varios que no voy a explicar aquí. Y em mi oponión pierde calidad. Pero a pesar de mis peros al desenlace hay calidad en el lenguaje, personajes potentes y mucha acción. Me entretuvo hasta el final…