Autobiografía fragmentada
Cuando tengo en mi pila algún libro que me apetece especialmente leer, intento retrasar el momento lo más que puedo. Un mes es lo máximo que he podido aguantar en esta ocasión. El libro, una colección de ‘ensayos, artículos y discursos’ tampoco es para devorar de un tirón, pero ha podido más la gula que la paciencia. Varias veces, en el antiguo cuchitril he confesado mi predilección por la prosa de Bolaño. Es difícil apartarse de lo bueno. He disfrutado de cada una de las páginas y no he sufrido empacho.
La selección del más de un centenar de piezas que componen el volumen corre a cargo de Ignacio Echevarría, gran amigo de Bolaño, y abarca su producción entre 1998 -fecha de publicación de ‘Los detectives salvajes’- y 2003 -cuando murió-. Todas escritas ‘Entre paréntesis’ de su actividad literaria. Resulta sorprendente que en apenas cinco años escribiera tanto y tan bueno; además de libros como ‘Amuleto’, ‘Nocturno de Chile’, ‘Putas asesinas’, su gran obra 2666 y esta colección de artículos, columnas de prensa, conferencias y cuentos breves.
Si en ‘La guerra contra el cliché’ Amis ejercía la profesión de reseñador de una manera profesional, demostrando ser hijo de escritor e inglés -aunque, para poder seguir manteniendo su imagen de niño terrible, repartiendo yoyas a diestro y siniestro-, Bolaño se mueve más en el terreno de la crítica literaria. Literaria en el fondo y en la forma. En ocasiones creemos estar dentro de las páginas de la literatura nazi en América, pero no, los autores existen, no es ficción pero lo parece.
Siempre he dicho que la literatura es un territorio en el que no está de más disponer de brújulas, mapas y guías. Con este libro no sólo disfrutaremos del buen hacer de Bolaño; también conoceremos que autores y libros forman su cartografía personal. Yo ya me he apuntado unos cuantos. Sólo dos editores aparecen en estas páginas, y alegría me da que sean mis editores preferidos: Jorge Herralde, de Anagrama (editorial también elogiada en estas páginas) y Jaume Vallcorba, editor de Quaderns Crema y el Acantilado (donde podemos encontrar, entre otros, a Quim Monzó, Empar Moliner y Lázaro Covadlo).
Más de una vez me han reprochado mi vehemencia recomendatoria citando aquellas palabras de Borges según las cuales ‘lectura obligatoria’ es un oximorón. Igual vehemencia tiene Bolaño a la hora de recomendar lecturas. Por ejemplo:
Es peligroso este Swift. Abofetea a sus lectores y no los deja dormir. Sin embargo, si no queremos ser esclavos, si no queremos que nuestros hijos lo sean, hay que leerlo y releerlo. Es tarea urgente.
Cambien Swift por Bolaño en este párrafo. Y me quedo corto.
(Un día, un libro 132/365)
Escuchando: «Conciencia». Gilberto Santa Rosa.
5 comentarios
Aunque no tanto como el narrador o el poeta, me gusta mucho el crítico Bolaño: su idependencia insobornable, su lengua afilada… En «Los mitos de Chtulhu», conferencia incluida en «El gaucho insufrible», se incluye esta declaración de principios que sostienen su labor de ensayista en las críticas de «Entre paréntesis»:
«Estoy en contra de la centura y de la autocensura. Con una sola condición, como dijo Alceo de Mitilene: que si vas a decir lo que quieres, también vas a oír lo que no quieres.»
Saludos y felicidades por tu blog.
Coincido contigo. En estos artículos realmente dice lo que quiere a costa de ganarse enemigos.
Gracias por la visita y las felicitaciones.
oxímoron eso sí
La verdad que no me parece que Bolaño sea tanto un «crítico» sino que es un «polemista», al igual que Borges. Sus juicios son arbitrarios, no tienen la mesura ni el «equilibrio» que supuestamente se estila en un crítico. Igual eso es lo que me gusta de ambos: reseñan textos de sus amigos, dicen lo que les gusta o lo que no les gusta sin mucho filtro.
Saludos
Hombre, decir que los críticos tienen mesura… si entendemos la crítica académica, sí. Pero los críticos de periódicos, suplementos culturales, suelen tener menos ojo que Bolaño o Borges y son igual de arbitrarios.