Los artículos más interesantes son los del teatro como resistencia, algo que el teatro ha sido desde siempre, una crítica al poder, y que es un papel que en época de crisis, sin subvencionadores a los que agradecer el pan, debería resurgir.
Cristalinas las palabras de Izabella Cywinska (negritas mías):
Si dejamos de lado mi vida profesional, se me puede considerar como una polaca paradigmática: biznieta de insurrecto y nieta de legionario, perdí parte de la familia en los lagers soviéticos y parte en Auschwitz. Y yo misma, en la época de gobierno comunista en Polonia, estaba mezclada en diversos… llamémoslos acontecimientos políticos, a pesar de que nunca me ocupé de política sensu stricto. Me detuvieron tres veces. La última, en 1981 (coincidiendo con la proclamación del estado de guerra), me internaron por
un espectáculo que ensalzaba la primera -en la Polonia Popular- revolución obrera, que tuvo lugar en Pozna en 1956. En aquella ocasión, los obreros reivindicaban «pan y libertad».
En 1980, apoyándome en documentos de los procesos penales de la época, monté un espectáculo titulado El acusado: Junio’56. Dicha obra me había granjeado tal popularidad entre los obreros de Pozna que el poder no tuvo otro remedio: en mi calidad de peligroso líder revolucionario, se vio obligado a encerrarme.
La obra de teatro que se incluye es El combate del establo, de Mauricio Rosencof, donde los hombres se ven obligados a convertirse en vacas, y olvidarse de su antigua condición. Pero siempre hay una esperanza, aunque sea débil, en el arte…
Calificación: Muy bueno.
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