Mireia Valls. La Barcelona subterránea.

mayo 15, 2020

Mireia Valls, La Barcelona subterránea
Editoral Mediterrània, 2012. 294 páginas.

El punto de partida del libro es muy interesante, un recorrido por los lugares ocultos de Barcelona, por un subsuelo apenas catalogado y poco explorado pero que está ahí, bajo nuestros pies. Como un comando ciudadano recorren locales, bajan pozos, se internan en estaciones cerradas y nos hacen un mapa de esos lugares secretos.

Como pega algunas partes del texto que son más narración de salida campestre que información suculenta, pero no importa porque el resto está muy bien,. Otras reseñas: Mireia Valls, La Barcelona subterránea y Mireia Valls, La Barcelona subterránea .

Recomendable.

Todo empieza en el año 1409. Ocurre que Pere III el Cerimoniós —los castellanos le llamaban Pere el del punyalet- tuvo 3 hijos. Joan I de Aragón, Cataluña, Valencia, parte de Murcia, el Conflent y el Rosellón, era el mayor de los hijos, el hereu. Luego Martí I, que se casó con la princesa de Sicilia, y era rey de Sicilia y de Cerdeña. Y Leonor, que en segundas nupcias se casó con un príncipe castellano y tuvieron un hijo que fue Ferran d’Antequera.
Les hago este bosquejo introductorio porque ahora empieza la historia de Bellesguard. Joan I de Aragón, Cataluña, etc. muere cazando y los nobles aragoneses van a buscar a su hermano Martí I, que tenía su reino en Sicilia, en el que desempeñaba sus deberes felizmente; pero ante la insistencia accede también a reinar sobre Cataluña y Aragón. Mientras él resuelve los problemas de su propio reino, su primera esposa María de Luna, que era una gran mujer, vino a Barcelona a ordenar y preparar el terreno para cuando llegara su marido Martí I.
Cuando el rey llega a Barcelona fija su residencia en el piso de arriba de lo que hoy se conoce como el Saló del Tinell en la plaza del Rei, el cual llega a ser su palacio.
A este rey se le conocía como Martí l’Humá porque era muy buena persona, y al ser obeso tenía problemas de apoplejía. Sucedió que en este emplazamiento de la plaza del Rei, él no se sentía cómodo por motivos de salud, y le pide a su secretario, amigo, médico, escritor, sabio, que se llamaba Bernat Metge que ya había sido secretario de Joan I, que le busque un sitio donde le sea más propicia la recuperación.
Bernat Metge sacrifica un animal y pone los cuarterones de su carne en distintos puntos de toda la Sierra de Collserola, desde Sant Pere Mártir hasta el Besos, ya que una condición que impuso su majestad, sine qua non., era que desde esa nueva ubicación se divisara el mar, porque él mismo era un enamorado del mar. Llegado el tiempo de ir a revisar la carne, se observó que la que menos descomposición había sufrido era la que estaba en Bellesguard, de manera que es aquí donde mandó construir su segunda residencia, en la que todavía hoy se pueden ver las murallas con las almenas originales del 1400.
En esta segunda residencia, el rey vive largas temporadas hasta que en 1409 Martí I pasa a disponer y a vivir permanentemente en el Palau de Bellesguard, que
aunque más modesto que un suntuoso palacio, cuenta sin embargo con un gran jardín que le había construido un amigo suyo árabe de Mallorca, en el que crecían, además de otros árboles frutales, unos limoneros, los cuales eran la delicia del rey.
En el mes de mayo de 1409 los sardos se habían revolucionado contra Martí, su rey, estando él residiendo en Bellesguard, por lo que manda un ejército de tropas catalano-aragonesas y una gran flota que comanda su hijo Martí el Jove, por recomendación del Papa Luna, que era pariente de María de Luna su primera esposa. Martí el Jove domina a los sardos en la batalla de Sanluri, pero por el abuso excesivo de la victoria, perece al poco tiempo bajo los encantos de una sarda famosa.
Martí el Jove, que estaba casado con Blanca de Navarra, no había tenido herederos, por lo que su padre Martí l’Humá se casa en segundas nupcias con Margarita de Prades para intentar conseguir nueva descendencia. Los esponsales se celebran el 6 de setiembre de 1409 en la pequeña capilla de Bellesguard, en presencia del Papa Luna, y bendice la unión Vicente Ferrer, que más tarde sería san Vicente Ferrer.

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