Louise Glück. El iris salvaje.

febrero 7, 2022

Louise Glück, El iris salvaje
Pre-textos, 2006. 150 páginas
Tit. or. The wild iris. Trad. Eduardo Chirinos.

Por fin puedo acceder al primer libro publicado de Glück en español después de las mil reservas que tenía en la biblioteca. Es lo que tiene ganar el Nóbel, a los 5 minutos de anunciarse ya hay gente reservando los pocos libros que hay en la red de bibliotecas.

Un poemario curioso, una alternancia entre el punto de vista de Dios, creador del mundo, y una de sus criaturas, que planta tomates junto a su marido y que sufre bajo el cielo azul. Unas quejas mutuas de dos potencias que no alcanzan a entenderse entre ellas. Todo con un lenguaje preciso, en ocasiones aséptico, pero de gran fuerza poética.

Me ha encantado -y sorprendido. Muy bueno.


El iris salvaje

Al final del sufrimiento
me esperaba una puerta.
Escúchame bien: lo que llamas muerte
lo recuerdo.
Allá arriba, ruidos, ramas de un pino vacilante.
Y luego nada. El débil sol
temblando sobre la seca superficie.
Terrible sobrevivir
como conciencia,
sepultada en tierra oscura.
Luego todo se acaba: aquello que temías,
ser un alma y no poder hablar,
termina abruptamente. La tierra rígida
se inclina un poco, y lo que tomé por aves
se hunde como flechas en bajos arbustos.
Tú que no recuerdas
el paso de otro mundo, te digo
podría volver a hablar: lo que vuelve
del olvido vuelve
para encontrar una voz:
del centro de mi vida brotó
un fresco manantial, sombras azules
y profundas en celeste aguamarina.

VISPERAS: PARESIA
Amor de mi vida,
estás perdido y yo
soy joven otra vez.

Han pasado unos años.
El aire se llena
con música de niñas;
en el jardín de enfrente
el manzano revienta
de botones en flor.

Intento hacer que vuelvas,
ésa es la razón
de mi escritura.
Pero te has ido para siempre,
como en las novelas rusas,
diciendo unas cuantas palabras
que ya no recuerdo.

Qué voluptuoso es el mundo,
lleno de cosas que no me pertenecen.

Contemplo el estallido de los brotes,
ya no son color de rosa
sino viejos, viejos, de un blanco amarillento;
los pétalos parecen
flotar en la hierba luminosa,
ligeramente alborotados.

Qué poca cosa lias debido de ser
para acabar tan pronto
convertido en imagen, en olor;
estás en todas partes. Fuente
de angustia y de sabiduría.

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