Daniele da Volterra fue un excelente pintor, que para su desgracia ha pasado a la posteridad como Il Braghettone, por tener que tapar los desnudos del juicio final de Miguel Ángel. El escándalo ante los desnudos viene y va, pero uno pensaba que en pleno siglo XXI ya sería una cosa del pasado.

Pues no. Las redes sociales y otros ámbitos de internet se empeñan en estar libres de desnudos, y se cancelan cuentas de facebook por haber subido, no ya una foto de una teta, sino un cuadro de Rubens que enseñe cacho.

A mí me acaba de pasar. En la entrada Coños, coños, coños había puesto como ilustración el cuadro ‘El origen del mundo’ de Lucien Freud Coubert. Pues bien, amablemente me han dicho que lo retire si quiero seguir poniendo anuncios de google por estar prohibidos los primeros planos de genitales. Está difícil buscar el cuadro incluso en el propio buscador.

Magritte Golconde nos encontramos una tormenta de señores con sombrero hongo. Un cuadro mucho más desconocido como La salita del Equipo crónica también tiene varias apariciones. La búsqueda del origen del mundo muestra menos ocurrencias. Y no se les ocurra ir a otros buscadores como Yahoo o Bing, que son todavía peor.

Al final va a ser más difícil encontrar el juicio final de Miguel Ángel que un vídeo porno. Aunque, como siempre digo, si se quiere que los jóvenes se interesen por algo, nada mejor que prohibirlo. Me los imagino mandándose por whatsapp reproducciones de las grandes obras de arte con tanto morbo como el ‘Buenos días rositas’.

Algo parecido pasó con la música, como se cuenta en este artículo: Frank Zappa contra las señoras de Washington. Zappa consiguió evitar la calificación de la música, pero sobrevivió la pegatina del ‘Parental advisory’, con un efecto contrario al deseado: los adolescentes sólo compran los discos que llevan la pegatina, porque son los únicos interesantes.

Tendremos que poner las pegatinas en los museos.