Dirty works, 2015. 236 páginas.
Tir. or. Dirty work. Trad. Javier Lucini.
En las camas de un hospital de veteranos se encuentran dos vidas miserables. Quien lleva más de 20 años en la cama sin piernas ni brazos y el recién llegado, que tiene la cara destrozada y una bala alojada en el cerebro que le hace padecer ataques. Entre cerveza y cerveza se irán desnudando ante nosotros.
Pedazo de novela. La trama es un poco melodramática y no es difÃcil, mediado el libro, saber cómo va a terminar todo e incluso el secreto que no cuentan sobre el recién llegado. Pero eso no es lo importante. Lo mejor son los dos personajes, sus historias, y cómo el ser humano es capaz de soportar los embates de la adversa fortuna y seguir adelante e, incluso, buscar un poco de consuelo en el cariño de los demás.
Se incluye un epÃlogo en el que el autor cuenta sus desventuras cuando empezó su carrera como escritor. Y creo que el nombre de la editorial proviene de este libro. Aquà una reseña más completa (y como siempre mejor): Trabajo sucio.
Muy bueno.
Tomó impulso y me soltó un puñetazo tan fuerte en la nariz que se me nubló la vista. Lo solté todo y me senté en la grava. Cuando abrà los ojos se estaba bebiendo mi Nehi. Dejó por allà la botella y se puso a husmear en la bolsa en busca de mi Moon Pie. Me incorporé para quitárselo, pero la bolsa se rompió y la caja azul de Kotex se cayó al suelo. Matt Monroe ni siquiera se molestó en mirar el Moon Pie. Solo tenÃa ojos para la caja de Kotex. Me limpié un poco la sangre de la nariz con el dorso de la mano y me agaché para recogerla.
-Kotex -dijo él-. Kotex.
Como si fuese una palabra sucia.
EstarÃa mintiendo si dijera que para entonces no me habÃa puesto a llorar un poco. La nariz me dolÃa tanto que seguÃa sin poder ver apenas. Sangraba de lo lindo. Matt Monroe me tenÃa acojonado. SabÃa que no podÃa hacer nada para impedir que se bebiese mi Nehi. SabÃa que no podÃa hacer nada para impedir que se comiera mi Moon Pie. Pero sabÃa que tenÃa que llevar los Kotex a casa lo antes posible porque mi madre estaba esperándolos preocupada tras la puerta de la cocina.
Volvà la mirada hacia la tienda sabiendo con qué me iba a encontrar. Con todos aquellos ancianos mirándome, viendo cómo Matt Monroe me quitaba las cosas. Y asà fue. Hasta el último esperaba a ver qué hacÃa yo al respecto. Y lo vieron. Me cagué de miedo. Eso es lo que hice yo al respecto.
Recuperé mis Kotex sucios y volvà a casa.
Aquel dÃa, en cualquier caso.
Intenté limpiarme la sangre de la cara antes de llegar a casa para que mi madre no la viera. Me saqué los faldones de la camisa del pantalón y traté de limpiarla, pero no funcionó. Lo vio en cuanto entré en casa. SeguÃa oculta en la cocina y lo vio en cuanto le alcancé los Kotex.
I)«spués de hacer lo que tuviera que hacer en la cocina, salió l« i lu una furia de detrás de la puerta y me agarró. Me preguntó i|in habÃa pasado. Estaba casi chillando y eso me asustó aún más .|tn Matt Monroe. Le dije que un niño que se llamaba Matt Mi»nme me habÃa quitado las cosas y que me habÃa dado un puñetazo cu la nariz y que era un matón y que además era demasiado pande para pelearme con él. Supongo que estaba esperando algo .1. simpatÃa. Pero ella era el peor lugar para buscar simpatÃa.
¿Qué quieres decir? -me dijo-. ¿Qué significa eso de dejarte as asallar de esa manera? ¿Qué dijo?
I c conté que no dijo nada. Se limitó a tirarme al suelo de un puMctazo en la nariz.
¿Y tú te limitaste a recibir? ¿Sin devolvérselo?
Yo estaba llorando y ella me estaba sacudiendo. Ahora sé que . si aba avergonzada de mÃ. No era el digno hijo de mi padre. Joder, i hasta yo mismo me avergonzaba de mÃ.
-¿Dijo algo sobre tu padre? DÃmelo. ¿Qué dijo?
No dijo nada. Solo me pegó.
Entonces me soltó. Yo no querÃa mirarla. Fue a sentarse a una silla. Nunca olvidaré lo que me dijo.
Niño, te voy a decir una cosa. En este mundo si no te vales por ti mismo, nadie más va a hacerlo por ti. Si dejas que te avasalle mu vez, volverá a hacerlo de nuevo. La próxima vez que te vea se le volverá a echar encima. Porque ahora sabe que puede. Asà que licites que enseñarle ahora mismo que no puede. Ya mismo o la próxima vez que te lo encuentres, me da igual. ¿Es más grande que tú?
Yo le dije que sÃ, mamá, que muchÃsimo más.
-Bueno -continuó ella, y se puso en pie como si ya estuviese iodo arreglado-. Entonces mucho me temo que tendrás que agenciarte un buen palo, ¿no crees?
Yo no dije nada.
-¿No crees?
SÃ, mamá.
2 comentarios
Hace poco más de un mes que leà Amor malo y feroz de este mismo autor y si no llega a ser por el último relato/novela corta no hubiera dado un duro por él. Gracias a ese último tÃtulo incluido en esa colección de relatos tenÃa intención de darle otra oportunidad, pero en cualquier caso tu reseña me lo h confirmado.
Creo que merece la pena. No es alta literatura y tira un poco de recursos lacrimógenos, pero hay algo sincero en la historia.