John Berger. Con la esperanza entre los dientes.

julio 22, 2025

John Berger, Con la esperanza entre los dientes
Santillana, 2010. 164 páginas.
Tit.or. Hold everything dear. Trad. Ramón Vera Herrera.

Recopilación fe artículos del autor que tratan temas diversos, la muerte de algunos amigos suyos poetas, las consecuencias de la guerra de Irak, la franja de Gaza, el deseo, el miedo…

Aunque la calidad del contenido es alta, me ha gustado menos que el último libro que leí de él. Pero me ha sorprendido que muchos de los temas podrían ser escritos ahora. El imperialismo de EEUU con Bush, las atrocidades de Israel en la franja de Gaza, el abuso de los poderosos y la escasa esperanza, hecha muchas veces jirones, que es lo único que los pobres pueden sostener entre los dientes.

Está bien.


Hay testas que inexorables indican la velocidad de los cálculos. Otras revelan la resuelta prosecución de viejas ideas. En los días que corren, muchas delatan la incomprensión de una pérdida continua. Tu cabeza —su tamaño y tus intensos ojos azules— me sugiere la coexistencia de muchos mundos con diferentes cielos, uno dentro del otro; no intimidan, están en calma, pero se hallan habituados al hacinamiento.
Quiero preguntarte acerca del período que vivimos ahora. Mucho de lo que creiste que ocurría en la historia, o que creiste debía ocurrir, resultó ilusorio. El socialismo, como tú lo imaginaste, no se construye en lugar alguno. El capitalismo corporativo avanza sin obstáculo; aunque se le confronte más y más y las Torres Gemelas hayan estallado. El mundo, superpoblado, se hace más pobre año tras año. ¿Dónde está el cielo azul que alguna vez miraste con Dino?
Sí, aquellos anhelos, respondes, están hechos jirones, y sin embargo ¿qué es lo que altera este hecho? La justicia sigue siendo plegaria de una sola palabra, como lo canta Ziggy Marley en tu tiempo, ahora. La historia toda estriba en anhelos que se mantienen, se pierden, se renuevan. Y con las nuevas esperanzas llegan nuevas teorías. Pero para los hacinados, para aquellos que tienen muy poco, o nada, excepto algunas veces el arrojo y el amor, la esperanza funciona de manera distinta. Es entonces algo que morder, algo que poner entre los dientes. No olvides esto. Sé realista. Con la esperanza entre los dientes, llega la fuerza para seguir aun cuando la fatiga nos acose, llega la
fuerza, cuantío es necesaria, para elegir no gritar en el momento equivocado, llega la fuerza, sobre todo, para no aullar. Una persona, con la esperanza entre los dientes, es un hermano o hermana que exige respeto. Quienes en el mundo real no tienen esperanza están condenados a estar solos. Lo más que pueden ofrecerle a otros es lástima. Y cuando se trata de sobrevivir las noches e imaginar los días venideros, poco importa si la esperanza entre los dientes es fresca o está hecha jirones. ¿Tienes café?
Voy a hacer un poco.
Abandono la veranda. Cuando regreso de la cocina con dos tazas —-y el café es turco— te has ido. Sobre la mesa, muy próximo a donde está pegada la cinta Scotch, hay un libro, abierto en un poema que escribiste en 1962.

Si fuera un platanar descansaría bajo su sombra
Si fuera un libro
leería, sin aburrirme, en una noche en vela
lápiz no querría ser, aun entre mis dedos
Si fuera una puerta
abriría para el bien y cerraría para lo inicuo
Si fuera una ventana, una ventana abierta de par en par, sin cortinas
traería la ciudad a mi cuarto
Si fuera una palabra invocaría lo bello, lo justo, lo verdadero
Si fuera una palabra hablaría de mi amor suavemente.

No hay comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *