Grady Hendrix. Horrorstör.

enero 19, 2024

Grady Hendrix, Horrorstör
Editorial Hidra, 2022. 246 páginas.
Trad. Jaime Valero Martínez.

En una tienda de muebles que es igual que Ikea pero sin serlo están pasando algunas cosas raras. Así que el gerente le pide a dos empleadas que se queden con él por la noche para investigar. Otros dos empleados se han quedado también porque han descubierto que la tienda se construyó encima de una antigua cárcel y quieren grabar fantasmas. Pronto descubrirán que van a hacer algo más que grabarlos.

El diseño es impecable, un catálogo de Ikea con sus muebles de nombres impronunciables llenos de acentos raros, donde cada capítulo está precedido de la ficha de uno de ellos que es relevante para la historia. A medida que avanza la trama van tomando formas más terroríficas.

Pensaba que la historia iba a ser una mierda, pero la verdad que es un libro bastante solvente. Un pasa páginas de manual lleno de tópicos pero bastante correcto y que entretiene mucho, que es para lo que se escriben estos libros. Personalmente me da más miedo que dos personas que tienen trabajo -y decente- no lleguen a fin de mes en lo que se supone que es la esencia del capitalismo que cualquier aparición sobrenatural, pero eso son cosas mías.

Correcto.

Vivía para hacer felices a los demás.
—Te agradezco que trates de aportar una visión positiva — dijo Amy—. Pero si estás aquí conmigo, no puede significar nada bueno para ti.
—No te preocupes —dijo Ruth Anne, frunciendo los labios—. Nos quedaremos aquí sentadas y, pase lo que pase, lo afrontaremos juntas.
Entonces se inclinó hacia Amy y le dio un abrazo. Amy intentó decir algo, pero tenía los conductos lagrimales a rebosar y un nudo tremendo en la garganta. Si abría la boca para decir algo, se abriría camino a través de ella un sollozo tremendo y atronador. Se prometió a sí misma que no lloraría. Podían quitarle su empleo, pero no le quitarían la dignidad. Amy se apartó de Ruth Anne, apretó la mandíbula y fijó la mirada en la moqueta del suelo.
¿Cómo había terminado así? Durante los dieciocho primeros años de su vida, había tenido una única meta: salir de la caravana de su madre. Después de que el consejero académico se riera en su cara de sus planes para ir a la universidad, había reunido las becas suficientes para acceder a la universidad estatal de Cleveland para estudiar diseño comercial. Pero su madre había vuelto a casarse y el sueldo de su nuevo marido había modificado el baremo económico de Amy. Sin ese soporte monetario, tuvo que darse de baja como estudiante. Ahora estaba volviendo a retrasarse con el pago del alquiler, y sus tres compañeros de piso le habían dejado claro que tenía veinticuatro horas para abonar los 600 dólares que debía o la echarían a la calle.
Cuanto más se resistía Amy, más rápido se hundía. Cada mes disponía de una cantidad más y más pequeña de dinero para cubrir el mismo número de facturas. La rueda del hámster seguía girando y girando y girando. A veces le entraban ganas de tirar la toalla y comprobar exactamente cuán bajo podía caer.

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