Gabriela Wiener. Nueve lunas.

noviembre 22, 2021

Gabriela Wiener, Nueve lunas
Mondadori, 2009. 160 páginas.

El libro comienza con varios golpes. La autora cumple 30 años, a su padre le diagnostican un cáncer, una amiga suya se suicida, pierde el empleo y descubre que está embarazada. Pero sin ánimo de destripar el libro lo único relevante es lo último, ya que se trata de un diario de su embarazo mes a mes.

Prosa de facebook. Gente contando su vida -que no tiene nada de particular más que cualquier otra- sin un alarde estilístico, un golpe de efecto narrativo o algo que tenga el mínimo interés. Cuando un amigo tuyo publica alguna tontería de sus hijos que a él le parece super importante y a los demás nos la trae al fresco se lo perdonas porque es tu amigo y porque en su momento tú has hecho lo mismo. Pero encuadernarlo y publicarlo es como demasiado.

No hay nada en este diario que no le haya pasado a cualquier matrimonio con hijos, e incluso le ha pasado menos cosas que a la mayoría. Periodismo de suplemento dominical que me ha aburrido lo indecible a pesar de las pocas páginas.

Completamente prescindible.

Breve recuento de mis experiencias previas cercanas a la maternidad: 1) Un conejo a los tres años: apego, fuertes sentimientos de ternura y embobamiento; repentina desaparición del conejo, mis padres me explican que tuvo que irse porque extrañaba mucho a su mamá, me doy cuenta de que yo no soy su mamá: desengaño, pero comprendo la (falsa) situación racionalmente y olvido rápido. 2) Un perro a los quince años: cocker spaniel, color caramelo, nervioso y sufre de epilepsia; un chico con el que salgo me dice que cree que mi perro es homosexual; puedo constatar que así es; un día lo llevamos al veterinario para que lo bañe pero ya no regresa; muere por negligencia del veterinario, lo drogaba para bañarlo (el hijo de puta) y se le fue la mano. 3) Otro perro a los veinte años, también cocker spaniel, color caramelo, nos lo regala el veterinario hijo de puta, el perro sufre serios problemas de conducta; es incapaz de obedecer y nadie puede enseñarle nada, se caga sobre la mesa del comedor, se mea en mi cama, en una ocasión está a punto de arrancarme una oreja, me llevan de urgencia al hospital, me cosen el lóbulo con cinco puntos: hasta hoy no hay forma de que haya simetría alguna entre mis pendientes. 4) Un gato a los veinticinco años, chusco, lo compro en el mercado a diez soles, por envidia, porque el gato callejero que nos visita y con el que me he encariñado decide un día irse con mi vecina, al parecer porque le da comida de mejor calidad; vive con J y conmigo durante dos años, decidimos viajar a España y no sabemos qué hacer con él; desaparición del gato, nadie me explica nada, no hay fábulas, creo que nos ha abandonado antes de que lo abandonemos, J cree que está en el cielo de los gatos. 5) Una planta a los treinta, se la compró a una gitana en la entrada del mercado de los Encantes, no sé ni cómo se llama, es obviamente verde, al crecer noto que es una enredadera, está varias veces a punto de morir, está claro que necesita cambiar de maceta pero nunca tengo ni tiempo ni dinero para hacerlo, la riego de vez en cuando, un día me mudo y la olvido, una amiga a su vez se muda a mi excasa, me cuenta que la ha trasplantado, voy a visitar a mi amiga y veo a mi planta, tiene flores, ya no es mi planta.

No hay comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.