Filtraciones del jurado del premio Planeta

diciembre 28, 2025

Siguen las polémicas que rodean al premio Planeta. Después de las demoledoras críticas a la calidad literaria del último galardonado un prestigioso periodista se dedicó a realizar una investigación exhaustiva. ¿Cómo era posible esa calidad deleznable? Ahí había una historia que debía ser contada. Tras unos cuentos meses de entrevistas descubrió la verdad… y entonces fue cuando empezaron sus problemas.

«No podía imaginar lo poderoso que es el grupo Planeta. Me amenazaron con que, si publicaba mi reportaje, no volvería a trabajar en la vida, en ningún medio. En cambio, si me callaba, si enterraba lo que había encontrado, nunca me faltaría una columna muy bien pagada en el medio que yo quisiera. Claro, uno no es tonto»

Estas fueron las declaraciones que nos hizo, después de unos cuantos licores espirituosos, en un bar del Raval de Barcelona.

«Sé que es tirar por tierra mi ética periodística, pero ¡joder! la ética no se come. Estoy cansado de apenas llegar a final de mes. Ahora tengo solucionada la vida.»

Él había dejado de lado la ética, pero nosotros no. Pedimos varias rondas más y fuimos apretando al periodista, que acabó por confesarlo todo.

«La cosa es muy sencilla. No es que le digan al jurado la obra que tiene que premiar. Es mucho más perverso que eso. Les piden que sean sinceros, que voten con el corazón, pero a la obra peor, a la que menos les guste, a la bazofia más inmunda. Quieren libros que estén mal escritos, ramplones, con personajes de cartón piedra.»

De piedra nos quedamos nosotros ante las revelaciones ¿El peor libro? Eso no tenía ningún sentido.

«Al contrario. El departamento de marketing se dio cuenta de que había una relación inversa entre la calidad del libro y el número de ventas. Matemáticas puras, cuanto más infecto era un libro, mayores eran las ventas. La lógica estaba clara, pedir al jurado que cambiara de signo. Cuanto peor, mejor para todos el suyo beneficio editorial,»

Después de la última frase nuestro amigo cayó profundamente dormido encima de la mesa del bar. Aprovechamos para pagar la cuenta con su tarjeta (que pague Planeta), aunque la devolvimos a su lugar, porque a nosotros aún nos queda ética.

Desvelamos estos secretos porque aquí, en el Cuchitril, queremos que se sepa la verdad, queremos denunciar los tejemanejes del sistema, queremos que nos compren de alguna manera para poder llegar, también, a final de mes.

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