Institut del teatre, 2000. Biblioteca teatral. 76 páginas.
Tit. Or. Eirene. Trad. Cristián Carandell.
13 personajes. 10 hombres y 3 mujeres. Coros.
Pacifismo esperanzado
Último capítulo -por el momento- de las reseñas sobre Aristófanes. En este caso se trata de ‘La Paz’, quizá, como apunta el prologuista y traductor de la obra, la más perfecta de las obras de Aristófanes. Si la lucha contra la guerra es una constante en este autor, en esta pieza vemos su más ferviente alegato.
La diosa Paz es prisionera de Polemos, que tiene la intención de acabar con todas las ciudades griegas. Un descuido permite que Trigeu, un héroe poco convencional que va a lomos de un escarabajo pelotero, logre rescatarla y conseguir la paz para toda la Grecia.
La obra está escrita en un momento en que Esparta y Atenas habían firmado una tregua de cincuenta años, lo que hace que la obra respire optimismo; Aristófanes cree que la consecución de la paz es posible y está al alcance de la mano. Aprovecha también para ridiculizar a todos los políticos de la época de talante ‘guerrero’, haciendo hincapié en Cleón, ferviente partidario de la guerra que había muerto no hacía mucho.
Aunque para representarla pesan estas referencias ‘locales’, Carandell ha conseguido, como en las otras piezas, una traducción excelente que conserva toda la comicidad del original. Un autor clásico que la escena actual tendría que recuperar.
(Un día, un libro 97/365)
Escuchando: ‘Che Pykasumi’, Joan Manuel Serrat
P.D. Ojalá, algún día, podamos todos vivir en paz.
3 comentarios
Me encanta esta obra… Hay una versión de Rodolf Sirera para un montaje personal que hizo en valenciano en los años noventa (y cuya adaptación al castellano representó un pequeño grupo de teatro en el que participaba yo, con una barba falsa en el papel de Trigeo). Es perfectamente válida en cuanto análisis de las diversas facciones sociales implicadas en un proceso de paz, y de las tensiones en uno u otro sentido que deben afrontar… en este sentido es una comedia casi brechtiana (o las de Brecht son aristofanianas): el humor como vehículo de la reflexión, de la fenomenología, de la inteligencia. Una maravilla.
Me hubiera gustado ver esa adaptación que dices. Coincido contigo; no entiendo como no se representa más a Aristófanes. Tiene un humor muy moderno e incluso una fácil adaptación. Cuando leía esta obra me imaginaba cambiando ciertos nombres por políticos actuales.
La versión de Rodolf Sirera es anterior a los 90. Yo la representé en el grupo de teatro del instituto con 14 años y soy nacido en 1966 y ya estaba rodada. Llegamos a más de 50 representaciones.