Confieso que lo leí por el reto con más química y porque al ser infantil no tardaría mucho en acabarlo. Pero ha sido una sorpresa agradable.
Es la historia de un monstruo y un fantasma que se convierte en su vecino y con el que tendrá problemas de comunicación.
Realmente es difícil contar el argumento sin destriparlo, porque tiene muy pocas páginas, pero las ilustraciones son muy buenas y la historia, con una moraleja excelente: hablar resuelve muchos problemas.
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