Andar de emprendedor por la vida te expone a lecturas poco recomendables. Coachings, managements y movidas varias que te hacen reconsiderar la posición de la humanidad en el mundo. Algun libro se deja leer, pero hay otros con calidad inferior a los libros de colorear de mis chiquillos. Éste es uno de ellos.
El prólogo de Alex Rovira ya me tendría que haber puesto sobre aviso. Aquel infumable Laberinto de la felicidad todavía hace que me despierte por las noches bañado en sudor frío. Si el laberinto era autoayuda de la peor en este encontramos liderazgo de bolsillo.
Todo el libro se resume en lo siguiente:
En resumen:
O El adiestrador quiere que el delfín haga un truco.
O El delfín quiere que el adiestrador le dé el pescado.
O El delfín prefiere no tener que hacer el truco para obtener el pescado porque sabe que de esta forma mantiene e incluso puede incrementar su poder de manipulación o porque el pescado no le interesa lo suficiente.
O El adiestrador tiene la opción de dar o no el pescado al delfín; sin embargo muchas veces el delfín se sale con la suya, pues logra quitarle el pescado sin hacer bien el truco.
O Al adiestrador no le importa acabar dando el pescado si el delfín ejecuta correctamente el truco; es más, en caso de no darlo, acabaría convirtiéndose en delfín.
Según el autor en cada negociación hay un entrenador y un delfín, alguien que quiere que hagas algo y otro que no quiere o quiere obtener algo a cambio. Chispón. No busquen más. El libro está con letra gorda y sobran páginas. Ni rastro de cómo actuar en cada caso o estrategias a utilizar si eres entrenador o delfín. Se incluyen unos ejemplos sacados de la ficción que me resultaron incluso contraproducentes.
Lo único bueno su brevedad, pero expandir el bloque que les cito hasta alcanzar el tamaño de un libro les orienta acerca de su enjundia. No he sido capaz de encontrar ninguna reseña en la red, y no me extraña.
Calificación: Malo.
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