Creo que la primera historia que leí de Hellboy fue Los lobos de San Augusto, en alguna revista de cómics. Me fascinó el estilo de dibujo de Mignola, esas formas cuadradas, los contrastes, la inclusión de imaginería religiosa muy bien estilizada en sus viñetas. Después, claro. ha sido todo un éxito y fui recopilando como pude de aquí y de allá las aventuras de este demonio rojo con una mano indestructible.
Esta edición integral es un lujo para la vista, todas las historias en su orden cronológico, prólogos y material adicional como bocetos, historias y dibujos descartados y un largo etcétera. Lo he disfrutado y, aunque algunas historias las he leído mil veces, estoy seguro de que lo volveré a leer en este formato.
Todo junto conforma un universo con sus orígenes, sus personajes mezcla de steampunk y cuentos populares, y un final que cierra el ciclo. Cierto, no tiene la profundidad del universo Sandman, muchas historias no son más que una pelea entre Hellboy y el malo de turno, con victoria del primero a base de puño poderoso. Pero recicla historias y personajes del imaginario popular, las viste con un dibujo que no tiene igual, y mientras tanto va escribiendo su propia historia.
De los dibujantes invitados me quedo con Corben, que recupera el espíritu de sus tiempos mozos, cuando ilustraba historias de terror, pero al servicio de este nuevo imaginario y con la sabiduría que le dan los años. El último dibujante es también muy bueno, pero imita el estilo de Mignola, lo que seguramente gustará a muchos pero otros quisiéramos ver otros estilos.
Impresincible.
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