Editorial RBA, 2005. 102 páginas.
Otra novela corta también de carácter fantástico. En esta ocasión el protagonista encontrará una hermosa mujer que incluso se atreverá a desnudarse delante suyo. En un viaje en tren con descripciones minuciosas del paisaje:
Más allá, arroyos y lagunas, en cuyo espejo se miran hileras de chopos, anuncian la frescura de próximos montes cuyas primeras estribaciones acomete el tren sin que le estorben rocas ni pantanos. Venciendo las grandes masas de la cordillera, que convidan a la ascensión, el tren se empeña en subir a Reinosa, la encapotada vecina de las nubes, y lo consigue.
Más allá un monte huraño se empeña en detenernos el paso. ¡Pueril terquedad! En castigo de su impertinencia es atravesado de parte a parte, y el tren pasa como la aguja por la tela. Después todo es fragosidad, aspereza, bosques en declive que se agarran a la tierra y a las rocas con sus torcidas raíces: arroyos que se precipitan gritando como chicos que salen de la escuela. Pero antes vimos el Pisuerga, un miserable hilo de agua, que describiendo más curvas que un borracho se dirige al Sur, y el Ebro, un niño que pronto será hombre, y marcha hacia Levante.
Nosotros marchamos con las aguas que van hacia el Norte. A poco de salir de aquel largo túnel, que parece una pesadilla, se nos presenta a la derecha un chicuelo juguetón que marcha a nuestro lado brincando, haciendo cabriolas, riendo y echando bromitas a todas las piedras y troncos que en su camino encuentra. Es el Besaya, un modesto río que nos acompañará gran trecho.
Mientras descendemos con no poco trabajo la gigantesca escalera de Cantabria, el píllete, en vez de trazar curvas como nosotros de monte a monte, baja a saltos, y le vemos en la hondura, riendo y jugando. Pero no quiere abandonarnos, y en Barcena de Pie de Concha se nos pone al lado izquierdo, y por todos aquellos valles y cañadas nos va dando conversación con mucha cortesía y sosegado estilo.
Se entremezclarán momentos en los que la hermosa mujer demostrará su carácter alegórico. Las dos primeras novelas con las que empiezo me animan mucho a seguir.
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2 comentarios
No novela, sino poesía. Pero creo que mi recomendación es buena: «Nuevas cartas a un joven poeta», de Joan margarit.
A ver qué os parecen.
¡Besos!
Queda apuntada la recomendación.