Shinden Ediciones, 2004. 120 páginas.
La poesía no es lo mío. No porque no me guste, sino porque me falta criterio; lo mismo me gusta una poesía mala que no le veo el aquel a una buena. Sabía -más o menos- lo que era un Haiku, sobre todo porque se han puesto muy de moda, pero aparte de su estructura de 5/7/5 sílabas no sabía nada más.
Nunca es tarde para aprender y nada mejor que esta antología comentada de Vicente Haya, un enamorado de la cultura japonesa y de los Haikus, que explica claramente que es un Haiku, ofrece una cuidada selección de diferentes estilos y comenta cada uno sin alardes de erudito ni interpretaciones rebuscadas.
El Haiku no tiene simbolismos; es el reflejo de una vivencia, intenta transmitir un momento especial para el poeta. Puede ser un momento sublime o algo tan vulgar y cotidiano como las ganas de evacuar. ¿Quién no ha sentido un estremecimiento especial por nada particular? Una puesta de sol, caminar bajo la lluvia, una combinación de colores, una sonrisa… Transmitir esa sensación es la labor del Haiku. Nada más y nada menos.
Por eso los elementos del Haiku no son metáforas de nada; la luna es la luna y una hoja es una hoja. Tampoco hace falta, la vida es una metáfora de si misma. Con este libro he podido entender a la perfección todo el sentido de sus poesías. Una delicia.
Escuchando: Lost in the Congo. Doyle Bramhall.
7 comentarios
Los elementos no son metafóricos, pero las asociaciones de los elementos con el kigo pueden requerir de muchas explicaciones sobre la cultura tradicional japonesa, o -los más sencillos- para los urbanitas empedernidos que no sean capaces de relacionar las pistas con el momento.
En cuanto al criterio, se hace leyendo, igual que la prosa 😉
Sí, pero si no te entra ya puedes leer, que seguirás igual.
A mí me cautivó el señor Haya con su Haiku-dô. No es fácil encontrar un libro que te inicie con explicaciones detalladas y te muestre un abanico de posibles traducciones al original.
Y por cierto que merece la pena sindicar su blog.
Un saludo.
¡Gracias por el enlace! Todo un descubrimiento.
Decía una amiga que la cultura sólo sirve para poder disfrutar de más cosas, pero tenerla tampoco garantiza un disfrute de todo lo que se nos ponga a tiro, así que si no entra no pasa nada, no todo es para todo el mundo, y eso no hace de menos a nadie.
Totalmente de acuerdo con tu amiga; no creo ser menos por no tener sensibilidad para la poesía, pero me da pena perderme un sector tan amplio del arte. También me da pena que no me guste el fútbol: disfrutaría todos los domingos de un buen atracón.
CUANDO ERA NIÑA ME GUSTABA LA POESIA Y QUERIA ALGUN DIA SER POETIZA, HASTA ALCANCE A ESCRIBIR UN PAR DE POEMAS, PERO SE ENCIERRA UNO TANTO EN CRECER Y PRODUCIR QUE SE OLVIDA UNO DE SUS SUEÑOS, ES UN BUEN ENLANCE PARA EMPEZAR A RETOMAR EL SUEÑO, GRACIAS…