Recopilación de artículos aparecidos en diferentes revistas y que tratan de diferentes temas: la lógica de la confirmación, el operacionalismo, la taxonomía, construcción de teorías, la lógica de la explicación o el análisis funcional.
Es más libro de texo que de divulgación (uno de los artículos estaba profusamente subrayado, supongo que porque era asignatura de alguna universidad) y como tal no lo he leído en su totalidad en profundidad, algunos artículos los he picoteado, pero en general las ideas que transmite me han quedado claras. Tiene un enfoque logicista y se centra en cuestiones que no me resultan tan interesantes sobre la filosofía de la ciencia, pero trata temas de interés.
Tiene un público muy concreto y me ha parecido un tanto desactualizado.
Bueno.
1. La concepción empirista general de la significación
cognoscitiva y empírica
Un principio básico del empirismo contemporáneo es que una oración hace una afirmación cognoscitivamente significante, y —por ende— puede decirse de ella que es verdadera o falsa, si y sólo si: (1) es analítica o contradictoria, en cuyo caso se dice que tiene un sentido o significado puramente lógico; o (2) si es pasible, al menos potencialmente, de testeo por elementos de juicio experienciales, en cuyo caso se dice que tiene sentido o significado empírico. El supuesto básico de este principio, y en particular de su segunda parte, el llamado criterio testabilista del sentido (o mejor, de la posesión de sentido), no es exclusivo del empirismo: también es característico del operacionalismo contemporáneo y, en cierto sentido, del pragmatismo; en efecto, el principio pragmatista de que una diferencia debe dar origen a una diferencia para ser una diferencia, puede interpretarse en el sentido de que una diferencia verbal entre dos oraciones debe dar origen a una diferencia en las implicaciones experienciales para reflejar una diferencia de significado.
Es demasiado conocido para que sea menester recordarlo aquí cómo esta concepción general del discurso cognoscitivamente significante condujo al rechazo, por considerarlas carentes de significado lógico y empírico, de varias formulaciones de la metafísica especulativa y hasta de ciertas hipótesis de las ciencias empíricas. Creo que el propósito general del criterio empirista del significado es básicamente correcto y que, a pesar de las excesivas simplificaciones en su uso, su aplicación crítica ha sido, en conjunto, aclaradora y saludable.
En nuestro ejemplo, se indica la suposición de ciertas leyes o principios de carácter legal que vinculan los hechos mediante referencias o factores motivacionales. Así, las explicaciones dadas para el deseo de los papas de organizar una fuerza de combate o reunir fondos aun mayores presuponen claramente tesis psicológicas acerca de la manera en que tenderá a actuar un individuo inteligente, a la luz de sus creencias reales, cuando trata de alcanzar determinado objetivo. Las uniformidades psicológicas se hallan también implícitas en la referencia al temor al Purgatorio para explicar la ansiedad con la cual se compraban las indulgencias. Igualmente, cuando un historiador observa que el enorme éxito financiero de la primera indulgencia de jubileo “no hizo más que aguzar el insaciable apetito de los papas” y que “el período se redujo de 100 a 50, a 33 y a 25 años”,156 la explicación sugerida reposa en una suposición psicológica afín a la idea de refuerzo por recompensas. Pero, por supuesto, aun cuando se adujera explícitamente alguna formulación de esta idea, la explicación resultante brindaría a lo sumo una explicación parcial; por ejemplo, no podría explicar por qué los intervalos sucesivos tuvieron las particulares longitudes mencionadas.
Estos factores, a los que en nuestro ejemplo simplemente se describe o se los presupone de modo tácito como “hechos en bruto”, para usar la expresión de Nagel,157 incluyen, por ejemplo, las doctrinas, la organización y el poder de la Iglesia, el surgimiento de las cruzadas y la eventual decadencia de este movimiento, y muchos factores adicionales que no se mencionan de modo explícito, pero que deben comprenderse como condiciones de fondo para que la explicación genética cumpla su finalidad explicativa.
Consideremos brevemente otro ejemplo de explicación genética tomado de Toynbee. En 1839 la principal maternidad de la ciudad de Alejandría fue ubicada en los terrenos del arsenal naval. “Esto suena extraño —observa Toynbee— pero veremos que era inevitable tan pronto como sigamos el desarrollo de la serie de sucesos que condujo a este resultado en primera instancia sorprendente”.158 La explicación genética de Toynbee es, brevemente, la siguiente. Por el año 1839 hacía ya más de 30 que Mohamed ’Ali Pasha, gobernador otomano de Egipto, trataba de equiparse con armamentos efectivos, en particular con una flota de barcos al estilo occidental. Comprendió que su establecimiento naval no tendría autonomía a menos que estuviera en condiciones de construir sus barcos de guerra en Egipto con trabajadores nativos, y que un grupo eficiente de técnicos navales egipcios sólo podía ser preparado por especialistas occidentales, quienes tendrían que ser contratados para este propósito. El gobernador, pues, publicó anuncios para atraer expertos occidentales, ofreciéndoles salarios muy tentadores. Pero los especialistas que se presentaron no querían ir sin sus familias, y deseaban asegurarse una atención médica que estuviera en el nivel de las normas occidentales para que atendieran a los expertos navales y sus familias. Pero los médicos descubrieron que tenían tiempo para realizar una labor adicional; “eran médicos activos, dinámicos y de espíritu social, por lo que resolvieron hacer algo también por la población egipcia local… la primera exigencia obvia era la maternidad. Así surgió una maternidad dentro del recinto del arsenal naval, por una serie de sucesos que, como ahora reconoceréis, era inevitable”.159
Toynbee trata así de explicar el hecho en cuestión, al principio extraño, mostrando cómo se produjo “inevitablemente” como etapa final de una sucesión de acontecimientos interconectados; y se refiere a este caso como un ejemplo del “proceso de una cosa que conduce a otra” 160 en las relaciones Ínter culturales. Pero, ¿dónde reside la inevitabilidad con la cual una cosa conduce a la siguiente? En varios puntos de la explicación de Toynbee se sugiere la presunta conexión mediante la referencia explicativa a las razones motivacionales de los agentes; pero éstas sólo brindan fundamentos explicativos para las acciones resultantes en la suposición de que las personas impulsadas por tales y cuales razones generalmente actuarán, o tenderán a actuar, de ciertas maneras características. Por ende, la idea de una cosa que conduce inevitablemente a otra presupone aquí una conexión mediante principios con carácter de leyes que son válidas para ciertos tipos de acciones humanas. El carácter de tales principios y la lógica de las explicaciones basadas en ellos serán examinados con más detalle en las secciones 9 y 10 de este capítulo.

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