Varios. Francis Bacon.

abril 19, 2023

Varios, Francis Bacon
Turner, 2016. 210 páginas.

Catálogo de la exposición del pintor Bacon en el Guggenheim de Bilbao. Últimamente leo bastantes catálogos de artistas que me gustan porque, por desgracia, no se encuentran muchos libros en las bibliotecas que no sean en este formato.

Se acompaña de prólogos institucionales sin ningún interés y tres de estudiosos, el mejor y más extenso de todos a cargo de Manuela Mena que analiza influencias en la obra del autor.

Es una delicia examinar estos cuadros, algunos pocos conocidos pero muy buenos. Dejo un par de muestras.

Recomendable.

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El camino de Bacon fue de Picasso a Buñuel y, de ellos, a Velázquez, del Greco a Zurbarán, pero no a Goya, a quien admiró, pero quien, según sus palabras, no le interesaba. ¿Tal vez por haber anticipado mucho de su arte, de sus cambios, de entrar en lo más profundo del ser humano, como pocos lo hicieron antes? Solo habló de él en alguna ocasión, para referirse a las Pinturas negras ya La Junta de Filipinas (Musée Goya, Castres). Sin embargo, el Louvre conserva uno de los bodegones más intensos de Goya, Cabeza y costillares de cordero [fig. 16], en el que retomó la tradición más sangrienta y naturalista del bodegón español del siglo xvii, aunque con un distanciamiento «clínico», como Bacon quería que fuera su propia pintura, que evita la crueldad pero subraya sin contemplaciones la crudeza de la muerte y del cuerpo descuartizado. El bodegón de Goya inspiró ciertamente a Picasso para una serie de lienzos de 1938 de cabezas desolladas de cordero. Es posible que hubiera visto la pintura de Goya en el Louvre, pero también en esa misma galería de Paul Rosenberg, que fue quien lo vendió al museo francés, en la que él había expuesto sus cuadros cuando Bacon visitó París por primera vez. Es seguramente una casualidad que Bacon comenzara a introducir animales descuartizados y costillares sanguinolentos que, según sus palabras, le habían atraído siempre o los había visto en los mataderos y mercados de París y Londres, y que se haya buscado en Rembrandt su inspiración, o en Soutine, cuando es posible que una vez más Goya, o Picasso, estuvieran también en el inicio de un efecto pictórico que él llevó al paroxismo en obras que comienzan en 1946, después de la Segunda Guerra Mundial, con,. Pintura ([Painting) (The Museum of Modem Art, Nueva York), y culminan con el tríptico Tres estudios para una Crucifixión de 1962 [cat. 42, pp. 116-17].

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