Tom McCarthy. Residuos.

marzo 18, 2012

Tom McCarthy, Residuos
Lengua de trapo, 2006. 314 páginas.
Tit. or. Remainder. Trad. Andrea Vidal Escabí.

Como muchos libros en mi biblioteca lo compré porque estaba barato, sin ninguna referencia salvo la de la editorial (y no es que sea una de cabecera). Luego JJ ha reseñado C, que es posible que esté mejor que este. Recuerdo que lo acabé de leer mientras daba un curso de Excel en a tomar viento a mano derecha.

El protagonista ha sufrido un accidente que le ha dejado un poco tocado y una indemnización más que cuantiosa. Pero vive en un estadio de abatimiento más o menos perpetuo, hasta que le da por recrear situaciones pasadas, en lo que encuentra algo de alivio. Como tiene dinero a espuertas para gastar, a ello se dedica.

El lenguaje está bien, y la historia también se deja leer, aunque que no se dirija a ningún lado hace que cuando acabes el libro te deje una sensación parecida a la del protagonista. Tanta recreación y obsesión llega, más que a hacerse angustiosa, a hacerse algo pesada. No me impresionó demasiado, aunque malo no es.

Calificación: Bueno.

Un día, un libro (200/365)

Extracto:
Lo reunió todo para el día siguiente. Obtuvo la licencia de la Junta Municipal y las licencias de la Policía, organizó a todo el personal y al personal de apoyo, a los proveedores de comida, a los conductores y quién sabe qué más cosas. Se me ocurrió mientras esperaba que todas las grandes empresas se basan en la logística. No en el genio o la inspiración, ni en vuelos de la imaginación, ni en el talento o la astucia, sino en la logística. El construir pirámides o aterrizar naves espaciales en Júpiter, o invadir continentes enteros o pintar escenas divinas sobre los tejados de las capillas: logística. Decidí que en la escala de castas de las cosas, la gente que trabajara con logística estaba más arriba, incluso más que los que hacían conexiones. Decidí hacer que Matthew Younger invirtiera en la industria de la logística, si existía alguna.
Mientras esperaba, también hice que Roger me construyera una maqueta del área en la que había tenido lugar el tiroteo: la cabina telefónica, la acera, los postes, la calle, las tiendas y los pubs. La maqueta tenía pequeños coches que podías mover de un lado a otro, y una pequeña bicicleta roja. Incluso tenía pequeñas figuras humanas: los dos asesinos con sus ametralladoras y la víctima. Roger me la envió la noche anterior a la recreación. Quité la maqueta de mi edificio de encima de la mesa de centro del salón y puse la nueva en su lugar. Me quedé despierto toda la noche mirándola. Ubiqué a las figuras humanas en las posiciones indicadas en los diagramas del informe forense. Hice que los dos asesinos aparcaran su coche, salieran a la calle y avanzaran hacia delante. Hice que el muerto dejara la cabina telefónica, se montara en su bicicleta, se cayera, avanzara tambaleándose unos cuantos pasos, y se derrumbase. Observé cada fase de la secuencia desde todos los ángulos.

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