Verónica Aranda. Alfama.
Poesía / diciembre 19, 2022

Fundación centro de poesía José Hierro, 2009. 82 páginas. Ganador de la IV edición del premio de poesía José Hierro y escrito en la estancia de la fundación Antonio Gala (que ha hecho más por la literatura con su fundación que con sus novelas) está centrado en la estancia de un año de la autora en Lisboa para la ampliación de estudios. Son pues las impresiones de esta ciudad, su ritmo y ambiente, el que se respira en estos poemas. Desde sus experiencias en primera persona leemos cómo se vive el amor en una ciudad exótica y plácida a la vez. Poemas pausados que son pinceladas de unas calles que parecen ser de otro tiempo. Muy bueno. MOURARIA Rua da Amendoeira, Mouraria; las calles tortuosas de un barrio de pobreza. Aún laten los prostíbulos del siglo xix, la reyerta afilada de rufianes, aquella audaz bohemia palaciega huyendo en una nube de yeguas camufladas. Tras los tonos pastel de los balcones, hay mujeres que miran al vacío introspectivamente, desde siglos, como si aún esperasen el regreso de los jinetes de Alcazarquivir. DOMINGO No sé por qué me pierdo por Alfama contigo y descubrimos una calle pensada para dos, con las fachadas…

Verónica Aranda. Tatuaje.
Poesía / septiembre 7, 2022

Hiperion, 2005. 58 páginas. Galardonado con el VIII premio de poesía joven Antonio Carvajal este poemario se construye en su mayor parte alrededor de temas que pueden surgir de la canción Tatuaje. Lo finalizan otros poemas también en el mundo sentimental de la copla. Amores desgarrados pero en un lenguaje actual. El amor apasionado sin retorno no entiende de épocas. Viajes, amores, lejanía, desencuentros…todo escrito en versos claros y certeros. Bueno. Llegó desde el Mar Rojo en un barco febril, a la deriva, cargado de naranjas, y en su mástil se alzaban las mezquitas más azules, en donde convergían los caminos de Persia y el puerto de llegada, donde ondea el lienzo claroscuro del susurro, el súbito tambor de las verbenas y la nieve de marzo, amaneciendo, que siempre cierra el ciclo de las sedas y sus remotas rutas. Y mi alcoba es un barco con paredes de un color parecido al verde agua que un día fue presagio de pomelos y limones de asombro por las colchas donde espera la menta del deseo. Y siempre hay un verano que apacigua los tigres y una radio emitiendo canciones de posguerra, en un tiempo propenso a los claveles del amor turbulento….