Impedimenta, 2011. 134 páginas. Tit. Or. Natsu no Hana. Trad. Yoko Ogihara y Fernando Cordobés. Desgarradores relatos de un superviviente de la bomba atómica. Un recordatorio de uno de los actos más atroces de la raza humana. A su calidad literaria se une su posición excepcional como testigo de un momento terrible. A lo largo del libro el autor hace referencia a los Patios de Armas del Este y del Oeste, que no eran sino grandes centros de reclutamiento e instrucción. Para prevenir los efectos devastadores de los ataques aéreos, una gran parte del personal militar se dedicaba a la apertura de cortafuegos por toda la ciudad. La mayoría de sus construcciones eran de madera y, por tanto, muy volátiles. El autor lo menciona en varias ocasiones y se detiene en la contemplación de los cambios inevitables que sufría Hiroshima por causa de los bombardeos. Además de intentar prepararse para minimizar los daños materiales, las autoridades ordenaron evacuaciones forzosas de niños a zonas rurales alejadas del centro y de los objetivos de los B-29 norteamericanos. Aquella decisión salvó muchas vidas pero, a la postre, dejó infinidad de huérfanos. Yasuko y Seiji, hermanos del narrador, Shózó, tienen a sus hijos evacuados…