Siníndice, 2017. 306 páginas. Recopilación de relatos para adultos, para niños, y fragmentos de memorias y recuerdos de la autora. Me leí este libro en memoria de Nora, a quien conocí por ser compañera de mi madre en el grupo de abuelas cuentacuentos, fallecida recientemente. Lo hice por honrar su memoria, porque el mejor homenaje que podemos hacer a una escritora es leerla. Confieso que no tenía mucha esperanza sobre la calidad de los relatos, y también que me he equivocado completamente, son relatos muy bien escritos, que he disfrutado de principio a fin. También me han gustado los recuerdos de su niñez, los personajes de su vida, saber de su trayectoria, su afirmación de que ya no le teme a la muerte a pesar de la espada de Damocles que pendía sobre su cabeza. Además de la calidad literaria, contaba aquí la intensidad emocional por la cercanía a la autora. Me ha gustado mucho. Que el ser humano, desde su capacidad de pensarse a sí mismo, y por qué no, desde su soberbia, no puede resignarse a la brevedad de la vida, de ahí que se inventara un alma inmortal que lo trascendiera y lo perpetuara más allá de…