Espejo de tinta, 2006. 204 páginas. Empiezo a estar un poco harto del abuso de la nostalgia, de la mitificación de tiempos pasados. No entiendo por qué, entonces, me he leído este libro. Quizás por la promesa del enfoque, más orientada a la investigación periodística de la época que a los recuerdos de hoy de los protagonistas. Hace un repaso de las principales figuras y sí, aparecen recortes de la época, pero en general es bastante flojillo. Se deja leer y algún dato es interesante, pero no es especialmente profundo ni hay una tesis que dirija el material. Lo que más me ha gustado el epílogo, desencantado, de Patricia Godes. La conciencia rockera fue un poco el final de La Movida. Hacia 1985, el ambientillo musical madrileño empezaba a ser muy aburrido. Un sitio clave en esta última etapa fue El Templo del Gato Rock and Roll Bar, que se abrió en primavera. Grupos en directo, mesa de billar, póster de Nas-tassia Kinski, buena música, pero… ¡sin sitio para sentarse! ¡Ni un mísero taburete! Fue el primero. Desde entonces, se supone que el rock and roll y el plantón tienen que ir necesariamente unidos y resulta muy cansado. Poco después,…