Galaxia Gutenberg, 2017. 152 páginas. Tit. or. L’espèce fabulatrice. Trad. Noemí Sobregués Arias. ¿Para qué sirve inventar historias cuando la realidad es tan increíble? Partiendo de esta pregunta que le lanza una reclusa en un taller la autora se lanza a explorar cómo las narraciones conforman la naturaleza humana. No podemos vivir sin narrarnos de una u otra manera. Coincido plenamente con la tesis de la autora, los relatos articulan nuestra vida. Algo que conocen muy bien publicistas y políticos, que usan y abusan de recursos narrativos para imponer una visión de la realidad. La batalla del lenguaje nunca cesa. Desde que nacemos nos criamos en un entorno fabulado. Nuestra identidad social, comunitaria, familiar e incluso personal se crea mediante relatos, que muchas veces no tienen más sustancia real que la de ser compartidos por un número importante de personas. Desde las naciones hasta el dinero no son más que convenciones, relatos que nos hemos contado a nosotros mismos. Me ha encantado de principio a fin. Muy bueno. Los sueños, como bien dice Shakespeare, son los hijos de un cerebro ocioso. Los neurólogos contemporáneos confirman que en los periodos de «sueño paradójico» –los cuatro o cinco periodos de unos veinte…