Tusquets, 2014. 140 páginas. Tit. or. La fête de l’insignifiance. Trad. Beatriz de Moura. Pequeñas historias sobre un grupo de amigos y conocidos que van hablando de sus cosas, asisten a fiestas y disertan sobre lo divino y lo humano pero siempre sin palabras serias, de una manera muy doméstica. Es un libro que me ha resultado simpático, de una prosa precisa y ligera, con algunas ideas buenas (lo de ser perdonazo, por ejemplo, o el fragmento que dejo al final). No es un libro de los que te dejan huella, como compartir una cerveza con amigos, un rato agradable sin ninguna trascendencia. Más o menos lo que promete el título. Recomendable. Los cuerpos de los hombres permanecían sin continuidad, del todo inútiles, mientras que del sexo de cada mujer salía otro cordón que en su extremo llevaba a otra mujer o a otro hombre, y todo ello, repetido millones y millones de veces, se convirtió en un inmenso árbol, un árbol formado por una infinidad de cuerpos, un árbol cuyas ramas alcanzan el cielo. E imagina que ese árbol gigantesco está arraigado en la vulva de una única mujer, de la primera mujer, de la pobre Eva sin ombligo….