Los libros del lince, 2010. 140 páginas. Un emigrante en Barcelona arrastra sus días en compañía de una troupe de personajes al margen pero llenos de humanidad, un travestí psicoanalista, una chica heredera de Marilyn o un escritor con el síndrome de Bartleby. Bares, fiestas, Barcelona y como telón de fondo el amor, tan esquivo como imposible de alcanzar. ALgunas cosas que no me han gustado: la muletilla del narrador de repetir frases de Charly García, que al principio resulta simpático pero que, al menos en mi caso, ha resultado cargante. El resto una novela entretenida, bien escrita, con algún personaje entrañable y alguna que otra buena escena. Pero tampoco mucho más allá. Se deja leer. En el caso de que me maten como a Lennon —y más allá de mis respetos hacia Sallinger y El guardián en el centeno— me gustaría que el asesino —mi asesino— llevara entre sus manos un libro de Carver. ¿Quieres hacer el favor de callarte, por favor? Ese libro no estaría mal. También me gustaría que mi asesino fuera simplemente mi asesino. O sea, que no mate a nadie más. Conmigo basta. Yo nunca voy a matar a nadie. Aunque la esquizofrenización que busco…