Laertes, 2022. 150 páginas Novela gráfica basada en las memorias de Orwell de sus años infantiles en un colegio de interino. Que es un concepto muy inglés que a mí siempre me ha sorprendido y horrorizado, y por lo que se cuenta aquí, con razón. Empezando por los castigos por mearse en la cama, con los que empatizo totalmente por haber pasado por lo mismo, hasta el clasismo evidente hacia los que como él estaban becados, pasando por la arbitrariedad de los malos tratos, las vejaciones, la absoluta falta de empatía. También hay momentos buenos, por supuesto, estamos en la infancia y la felicidad se abre paso, pero no podemos dejar de sentir lástima por un joven Orwell que, a pesar de estar en un colegio prestigioso, parece que esté castigado en un reformatorio. La adaptación a cómic, solvente y poco más. Bueno.
Laertes, 1994. 120 páginas. Trad. Carlos Pascual Gila. Lo más fascinante de este libro es, sin lugar a dudas, la autora: Egeria. Una señora principal, a la que se califica de monja -según el autor del prólogo incorrectamente puesto que las monjas como tal no existían-, que decide viajar desde Galicia hasta Jerusalén para visitar los lugares santos. A medida que transcurre el viaje va enviando una serie de cartas describiendo lo que ve y lo que va haciendo. Pionera, pues, de la literatura de viajes, de las mujeres exploradoras, y también buena escritora, porque el texto se lee con gran placer y se disfruta como si se hubiera escrito hoy mismo. El lenguaje coloquial de la autora, sin circunloquios estilísticos, ha conseguido que la narración se mantenga fresca. En la época la Pax Romana todavía podía permitir que alguien pudiera hacer este viaje sin mayores problemas, aunque hay que tener en cuenta que se trata de una mujer principal, que disponía de recursos y seguramente también de los contactos apropiados. En una parte del texto se menciona que le acompañan soldados romanos, seguramente para las travesías más peligrosas. Una pequeña delicia. Recomendable. El viaje de egeria y todo cuanto…