Alpha Decay, 2011. 88 pàginas. Trad.: Robert Juan-Cantavella. Descripción del descenso a los abismos de la drogadicción opiácea por parte de un joven que está trabajando en china. Son curiosos estos escritos, pioneros de la literatura de la adicción. Lo que en su momento fue escandaloso (este libro no se publicó hasta pasada una década de la muerte del autor) hoy nos parece ingenuo. Interesante, pero tan breve que apenas da tiempo a formarse una opinión. El chino me parece más ponderado en todo y menos pasional que el anamita, su hijo degenerado. Ciertos Celestes piensan que el uso del opio no es nocivo en absoluto, pues retiene al joven en casa y le impide correr tras las mujeres. Además, hay que tener en cuenta que mientras prepara su pipa en su catre, el chino puede darle vueltas a sus asuntos y buscar nuevas estrategias comerciales. Entre todos los pueblos, el de los hijos de Han es el que más opio consume. Y sin embargo, el espíritu chino no parece demasiado oscurecido ni debilitado en su vigorosa originalidad por la negra droga. Lejos de perderse en ensueños de bebedor de cerveza, el Celeste ha dado al mundo unos libros ajenos…