Barataria, 2009. 120 páginas. Doce fragmentos de un extraño diario, doce desvaríos de la imaginación de un personaje que parece confundir realidad y ficción. Delirios paranoicos en un lenguaje poético, lleno de imágenes poderosas. Publicado según parece en 1935 tiene juegos estructurales mejores que el 90% de los libros que en el siglo XXI ocupan las vitrinas de nuestras librerías. Recomendable. Y su risilla no hizo más que aumentar. Entonces un profundo despecho se amparó de mí. Con un gesto brusco y decidido, quise arrancarme el auricular del oído y cortar comunicación y cuanto existiera entre nosotros dos. Pero junto con dar comienzo a mi gesto, sentí un fuerte dolor en toda la oreja, como si mil demonios tiraran de ella. Al mismo tiempo seguía penetrándome su risa con una agudeza que me erizaba los nervios. -¡Camila, te suplico, no rías más! En vano. Su risa ya se anunciaba interminable. -¡Camila, prefiero que me digas que me odias! Nada. Hice un nuevo esfuerzo por despegarme el auricular del oído. Resistió en tal forma que comprendí que insistir sería arrancarme el pabellón pegado de él. Traté de quitármelo suavemente. Inútil. Traté de sacármelo como quien procediera con un tornillo. Tampoco. Y…