AMG, 1999. 48 páginas. Un breve libro construído sobre un -supongo- alter ego del autor, en el que tras una página de un suceso cotidiano aparece un poema escrito en o a causa de. Se incluye también un apéndice con algunas breves notas Para un lector porteño ideal, donde explica términos que pudieran causar confusión. Esta construcción me provocó alguna sonrisa y en general pese a mi poco ojo para la poesía, lo he disfrutado bastante. Como curiosidad es un ejemplar de una tirada numerada, concretamente el 24. Calificación: Bueno. Un día, un libro (309/365) Extracto: UNA TRISTE VELILLA Eramos los de siempre, los enterrados vivos, alegres compadres perfectamente idóneos para la más difícil empresa nacional: endulzar con nuestra nada la torva nada ambiente. Estábamos hechos para más altas tareas: servir de ficha móvil al gran tablero eléctrico, ser la flébil prueba de una verdad más dura, el más compacto signo de una canción perpetua, aquella que se canta en los tablados de hoy, la triste canción del ciego, del bobo voluntario, el más redondo grito de un gran bostezo fatuo, la más cerrada honra del rito vencedor. Eramos los de siempre, los enterrados vivos, la banda de la paja,…