Ediciones B, 1998. 320 páginas. Activismo ecológico Cuando he leído un libro y no recuerdo nada, malo. Mucho no me puede haber gustado. Así que emprendí la relectura de Nos queda la parábola con un poco de escepticismo, a pesar de los habituales halagos del prologuista. Un misterioso meteorito ha impactado en un monte cercano a Barcelona. Lo recoge Guifré Faust, activista ecológico que se verá iluminado por un mensaje: el meteorito -una esfera perfecta de inusitada densidad- es en realidad un agujero negro enviado por seres extraterrestres. Si no cambiamos nuestra política, destruirán la tierra. Haciéndose pasar por su hermano gemelo, astrofísico, difundirá su visión en un congreso, iniciando un proceso de imprevisibles consecuencias. A medida que iba leyendo mi prevención se esfumaba; no estaba nada mal, y dejando de lado algunos errores de novelista primerizo -párrafos en ocasiones farragosos- la narración era ágil y las aventuras, absorventes. Pero lo que quizá fue el fallo que lo sepultó en el olvido es que la trama no concluye en nada; los cabos de la historia quedan abiertos. Si bien no es este un argumento para condenar a un libro, si que lo ha sido para no recordarlo. A destacar las…