Recojo el guante que me lanza Sfer; en su bitácora ha realizado una encuesta y parece ser que lo que menos lee la gente es teatro. ¿Puedo hacer alguna recomendación para que la gente se anime? Pues claro. Siemrpe digo que el teatro hay que verlo, no leerlo. Pero cada vez es más difícil arrastrar a la gente hasta los escenarios, mientras que en cualquier biblioteca hay una buena selección. A continuación les indico algunas de las obras que más me han gustado. William Shakespeare Este hombre era un monstruo, está claro. Es muy recomendable leerlo, porque hay pocos montajes en activo y cuando los hacen suelen estar muy recortados -si no vives en Reino Unido, claro. También es fácil de encontrar. En catalán les recomiendo la versión de Josep María de Sagarra, muy teatral. José Sanchis Sinisterra Empiecen por ¡Ay, Carmela!, una obra al alcance de todos los públicos y después sigan por sus piezas breves, metateatrales, fascinantes y profundas. Un pedazo de dramaturgo. Dario Fo Ganó el premio nobel por reivindicar el bufón, azote de los altos estamentos. Extremadamente divertido, tierno y humano. Un hombre de la calle que escribe con el corazón y con talento. Oscar Wilde…
Colección Austral. Espasa Calpe. Edición de Francisco Torres Monreal, 1987. 271 páginas. Vodevil Pánico A mi me gusta mucho el teatro. Y como soy de gustos eclécticos (según yo, según las malas lenguas lo que pasa es que no tengo gusto), puedo disfrutar tanto de un buen vodevil de los clásicos, como de una sesión de vanguardia (sí, disfruté incluso en aquella obra que salía un actor en pelotas, se acurrucaba en un rincón, y repetía ‘Tengo frío’ durante media hora). Mis amigos vanguardistas me llaman garbancero y mis amigos del teatro clásico directamente gilipollas. Por eso cuando leí este libro en la biblioteac de mi pueblo, allá en mi tierna adolescencia, le preparé un pequeño altar en mi cerebro; ¡Un vodevil vanguardista! Ahora ya podía criticarme la gente; a mi plin. Le perdí la pista, entre otras cosas porque no recordaba el título. Pero por casualidad me lo encontré el mes pasado en el mercado de San Antonio y lo compré sin saber lo que era; como me gusta Arrabal suelo comprar todo lo que no tenga de él. Y el caso es que ¡oh maravilla! resultaron ser aquellos tres vodeviles que me sedujeron en mi adolescencia. Al igual…