Acantilado, 2004. 2724 páginas. Tit. Or. Memoires d’outre-tombe. Trad. José Ramón Monreal. Impresionante edición en dos tomos bastante cómodos de manejar de un texto que alcanza casi las 3000 páginas de una visión muy particular de un momento clave de la historia de Francia y, por la magnitud, mundial. Chateaubriand fue testigo de excepción de varios momentos claves de la historia de Europa: la revolución francesa, el ascenso de Napoleón y la restauración monárquica. Y no vio los toros desde la barrera sino que estaba ahí, en el centro de los acontecimientos, siendo historia él mismo. Lo que cuenta lo sabe de primera mano. Pese a haber vivido lo que se podría definir como el inicio del fin de las monarquías, él era profundamente monárquico, defendiendo el derecho de los reyes en momentos en los que lo mejor hubiera sido callarse. Admiró a Napoleón aunque estuviera en su contra -y uno se imagina que, de haberse dado la circunstancia de que Napoleón hubiera sido rey, lo hubiera defendido hasta la muerte. No soy yo el más adecuado para indicar el valor de estas memorias como documento histórico. Como lector de a pie me he encontrado un relato vibrante, muy alejado…