Penguin Random House, 2023. 226 páginas. Desde el comienzo sabemos que ha habido la muerte de una niña y el largo monólogo de la empleada del hogar, supuestamente para explicar las causas, nos habla más de como fue su día a día en una casa en la que el rencor se le va acumulando por dentro, atascado en sus entrañas. Ignoro cómo llegué a este libro que no encaja mucho en mis coordenadas. A pesar de los elogios de Lina Meruane y Federico Falco, escritores a los que admiro, me ha parecido una novela correcta, con su punto de rencor de clase -siempre a favor- pero que no me ha entusiasmado demasiado. Como virtudes decir que está bien escrito, que la trama te atrapa, por el gancho de la muerte que está en el horizonte, y por ese punto de vista de la empleada que, como tantas, tiene que tragar sapos y culebras mientras ejerce su profesión. Se deja leer. Ella, primero, no supo qué decir. Después le contó que cursaba su último año de universidad. Que necesitaba pagar la deuda de los cinco años de carrera. Él la escuchó y le pidió que le contara algo que hubiera aprendido…