Descubrimientos accidentales en la ciencia.
Alianza editorial 1992, 2004. 388 páginas.
Tit. Or. Serendipity. Accidental discoveries in science. Trad. Jesús Unturbe Sanchiz.
Segundo libro en la lista de esclavo lector, también le tenía ganas y también lo compré nuevo. Siempre me ha facinado la serendipia; es uno de los motivos por los que me gusta ¡Que bello es vivir!. La ciencia está plagada de casos donde el azar ha puesto en camino a las mentes preparadas.
Colón no quería descubrir América, quería llegar a las Indias. Si no se hubiera equivocado en sus cálculos, quizá nunca hubiera hecho el viaje. Los inventores de la píldora anticonceptiva no la estaban buscando cuando empezaron a sintetizarla a partir de batatas. Fleming tuva una vida llena de serendipia. Descubrió un antibiótico cuando se le cayó una lágrima en unos cultivos que estaba haciendo. Más tarde encontraría la penicilina al encontrar un área clara en otros cultivos bacterianos. La experiencia que había tenido con la lágrima le llevó a pensar que el moho que estaba en el centro del área clara estaba produciendo una sustancia que mataba a las bacterias.
El teflón, tan extendido hoy en día, proviene de un accidente observado por Roy J. Plunkett. George de Mestral inventó el velcro al observar como se quedaban adheridos a su ropa los arrancamoños. La aspirina se probó como antiséptico; no funcionó demasiado bien en ese área, pero resultó excelente en otras.
Pasteur, que tiene su apartado en este libro, afirmó que el azar sólo favorece a las personas preparadas. Muchos de estos descubrimientos casuales tienen detrás a alguien que se preguntó ¿por qué sucede esto?. Si Fleming hubiera lavado el cultivo por considerarlo defectuoso -lo habitual en la época- ¿Se hubiera descubierto la penicilina?
La selección de acontecimientos del libro es exhaustiva, más de sesenta casos de descubrimientos afortunados. Como crítica destacar que hay una sobreabundancia de ejemplos del área de la química, no en vano el autor es químico. Un libro entretenido e instructivo.
Escuchando: Concierto para trompeta en Mi bemol mayor. Haydn.
Extracto:
El celuloide
El primer plástico sintético satisfactorio fue el celuloide, el cual fue fabricado para sustituir el marfil en las bolas de billar. En 1863 había escasez de marfil, el material preferido para las bolas de billar, debido a la reducción de las manadas de elefantes en África. (¡No es sorprendente saber que lo que hoy es un serio problema también fue una preocupación hace cien años!) Un fabricante mayorista de bolas de billar ofreció un premio para un sustituto del marfil que pudiera ser usado para hacer bolas de billar.
Un impresor de Nueva Jersey llamado John Wesley Hyatt y su hermano Isaías experimentaron con distintos materiales, uno de los cuales era una mezcla de serrín y papel prensados con cola. Cuando John Hyatt se cortó en un dedo mientras se ocupaba en este trabajo, fue al armario para coger algo de colodión para proteger la herida. (El colodión, una forma de nitrato de celulosa disuelta en éter y alcohol, era popular para ese propósito en aquel tiempo. La experiencia similar de Al-fred Nobel, que le llevó a la invención de la gelatina explosiva, es descrita en el capítulo 15.) Para su sorpresa, encontró que la botella de colodión se había volcado, derramando su contenido; el disolvente se había evaporado, dejando una capa habitual de nitrato de celulosa en el estante. Hyatt se dio cuenta de que este material podría unir mejor su mezcla de serrín y papel que la cola que estaba usando.
Después de alguna experimentación, Hyatt y su hermano encontraron que el nitrato de celulosa y el alcanfor, mezclado con alcohol y calentado bajo presión, formaba un plástico aparentemente adecuado para las bolas de billar. Nobel hizo gelatina explosiva a partir del nitrato de celulosa combinado con nitroglicerina. El alcanfor debía de haber modificado la naturaleza explosiva del nitrato de celulosa considerablemente; no obstante, ¡las bolas de billar hechas de celulosa explotan ocasionalmente!
Hyatt y su hermano no ganaron el premio por el sustituto de las bolas de billar, quizá porque las bolas hechas por ellos tendían a explotar. Pero patentaron su plástico hecho de nitrato de celulosa y alcanfor en 1870 bajo el nombre de «celuloide» y llegó a ser popular para otras aplicaciones. A finales del siglo xix, era utilizado para cuellos y puños de camisas de caballero. Fue moldeado para placas de dentaduras postizas, mangos de cuchillos, dados, botones y plumas estilográficas. Muchos plásticos modernos lo han sustituido ampliamente, pero recuerdo cuando era niño que lo identificaba como el material del que estaban hechos los pequeños calendarios de bolsillo: por su olor a alcanfor.
El litio
El descubrimiento del litio como un fármaco psicoactivo fue el más improbable de todos. A finales de la década de los cuarenta, John Cade, un joven psiquiatra australiano, especuló que la manía asociada a la enfermedad maníaco depresiva podría estar causada por el metabolismo anormal del ácido úrico. Para probar esta teoría, inyectó ácido úrico -en la forma de una sal de litio y junto con carbonato de litio- en animales de prueba y observó unas respuestas terapéuticas espectaculares. Aunque publicó sus hallazgos en una revista australiana, pocos psiquiatras tomaron nota de estas observaciones hasta mediados de los años cincuenta.
Entonces sucedió que un médico danés, Mogens Schou, leyó el artículo de Cade. Probó los compuestos de Cade para el tratamiento de la manía y los halló efectivos. Sin embargo, pronto llegó a estar claro que la parte del ácido úrico del fármaco no tenía nada que ver con su efectividad. Sólo el hecho de haber usado una sal de litio del ácido fue el responsable del efecto terapéutico; otras sales de litio se hallaron igualmente buenas.
Debido a que las sales de litio eran corrientes y no podían ser patentadas como un fármaco, las compañías farmacéuticas eran reacias a comprometerse en una producción a gran escala para el uso clínico. Otro factor que retrasó el uso clínico del litio era el peligro anticipado de que los iones de litio, en grandes dosis del fármaco, podrían competir con los iones de sodio químicamente semejantes y tener efectos tóxicos.
Así que no fue hasta 1970, más de veinte años después del descubrimiento del valor de una sal de litio en controlar la enfermedad maníaco depresiva, que el litio se introdujo en la práctica psiquiátrica americana. El ion simple de litio es el agente más efectivo jamás identificado para el tratamiento de la manía, pero la forma en que actúa es todavía un misterio.
4 comentarios
En fecha 2 de octubre de 2006, zarpó de puerto desconocido una embarcación sin bandera que la identifique: SHANGRI-LA. DERIVAS Y FICCIONES APARTE.
Hoyd! Nous kreais ke se lé uno de libros x día mientras eskuchas trompeta en Mi vernol de jaideen!
La penicilina ya es otra cosa, y eso que llevo algún año recetándola, ¿por qué estaría llorando Fleming… si estaba llorando?
Tendré que comprarme el libro, estas cosas no se aprenden en la facultad…
Lloraba porque estaba resfriado… y le lagrimeaban los ojos.
El libro está muy bien y repleto de datos curiosos.