Primer Acto 318

febrero 7, 2012

Primer Acto 318
196 páginas.

Esta revista es la mejor manera de ir conociendo lo que se cuece en el mundo teatral, pero también de encontrar textos poco conocidos o no editados y a buen precio. Parece que ahora no pasan por un buen momento. Traeré reseñas de esta revista por la obra que contiene y por algún artículo si merece mención.

En este caso hay textos de Elfriede Jelinek, y dedico esta entrada a Cities: Moving, que tuvo el valor de leerse una novela de la autora. Digo valor porque la prosa de Jelinek es densa, oscura, poética, muy potente para un texto dramático, pero imagino que muy difícil de leer en una novela.

Parecido problema se encuentra el dramaturgo que tenga que poner en escena sus textos. Y aquí pongo una crítica; aunque sus textos son brillantes, no vienen acompañados de una dramaturgia. No es que piense que las obras de teatro tengan que venir con manual de instrucciones o indicaciones al estilo clásico (el actor entra por la derecha). Pero si la autora tenía una imagen en mente debería hacerla explícita. Y si no la tiene estamos hablando de un texto dramático, pero no de una obra de teatro.

Tadeusz Kantor fue un revolucionario, pero montó sus obras, pueden verse. Sin un montaje o indicaciones, o ideas para el mismo es difícil hablar de teatro. En el extracto pongo los problemas que tuvo el director de un montaje.

Con todo, me gustó mucho.

Calificación: Muy bueno.

Un día, un libro (160/365)

Extracto:
El punto de partida
P. A.- En todo caso, ‘La pared’ pertenece a esa última etapa. El texto, aunque viene dividido en grandes fragmentos, no pretende diferenciar a ninguno de los dos personajes. Dice Jelínek que sus voces «representan a muchas otras». Tal vez sea el momento de que Vicente nos explique cómo, a partir de ese texto índiferenciado, fue montando su puesta en escena.
Vicente León.- Lo primero que quiero decir es que, sin el equipo de trabajo, la misión hubiera sido imposible. Los actores han desarrollado muchísimas ideas, la lectura se ha hecho en conjunto, y se ha tratado, en definitiva, de una dramaturgia colectiva. Por supuesto, cada uno tuvo su papel, y yo asumo el mío como director, pero los actores se comportaron extraordinariamente, no sólo desde el punto de vista de la interpretación, sino que fueron muy creativos, muy inteligentes. O sea que, en ese sentido, no me puedo atribuir yo solo el trabajo desde el punto de vista de la creación.
Fue un punto de partida lleno de vacío. Costaba mucho encontrar la dramaturgia, empezar a materializar aquello desde el punto de vista estético.. Lo leímos muchas veces, lo hablamos mucho, pero las cosas de las que hablábamos hoy desaparecían al dia siguiente. Era muy difícil ir creando piezas, porque aquellas piezas se deshacían, se deterioraban. Lo que sí estuvo muy claro desde el principio es que había un estudio, o un análisis, o un acercamiento, al mundo de la mujer en todas sus dimensiones, desde su capacidad como mujer y su necesidad de afirmarse como tal, hasta ciertos aspectos negativos. Porque también hay aquí una crítica de Jelinek a determinadas actitudes de la mujer, a la pérdida de foco, de dirección. La mujer, en cierta clase de feminismo, comete una serie de errores que provocan deformaciones y desviaciones que irritan a la autora, incitándola a replantear el feminismo. Pero no en un manifiesto, sino en un espacio teatral.

2 comentarios

  • Cities: Walking febrero 7, 2012en5:37 pm

    ¡Dios, ver a la austriaca y cerrarseme el estómago ha sido todo uno!
    😉

  • Palimp febrero 8, 2012en1:05 pm

    Es una escritora que te llega a las tripas.

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