Javier Calvo. Mundo maravilloso.

febrero 5, 2012

Javier Calvo, Mundo maravilloso
Mondadori, 2007. 550 páginas.

De este libro, además de lo que había oído del autor, me sedujo por su portada. Uno de esos casos en los que aciertas al juzgar un libro por la cubierta, ya que el contenido es todavía mejor.

Empiezo poniendo reseñas: en solodelibros empiezan con acierto diciendo que Javier Calvo no es nocillero. Totalmente cierto. En latormentaenunvaso hablan mucho sin decir casi nada, pero un comentario la pone a parir. Error.

Me dio la impresión de un best-seller bien escrito. Me gusta la prosa de Javier Calvo, y cuenta una historia de la que te engancha y además no es tramposo: hay resolución final, hay desenlace. No creo que sea casualidad que una supuesta novela de Stephen King salpique la trama.

¿De qué va? Pues hay un poco de todo, mafiosos, un protagonista que vive en el Gótico en un edificio que yo me empeño en asociar con el Palau Moxo y que tendrá que resolver su particular obsesión, como la niña Valentina Parini, enganchada al susodicho King.

Buena atmósfera, buena historia y buena prosa. ¿Alguien da más?

Calificación: Muy bueno.

Un día, un libro (158/365)

Extracto:
El Enlace Americano vuelve a carraspear. Hace exactamente tres horas y media que los socios de Lorenzo Giraut tendrían que haberse presentado para formalizar la venta. De la que el Enlace Americano es el comprador. Hace tres horas que los dos hombres que esperan en la suite del Hotel In The Sands se quedaron sin temas de conversación. Hace cuarenta y cinco minutos que Lorenzo Giraut construyó su refugio en medio de la sala de estar y se encerró en el mismo con el teléfono y el carro de las bebidas a mano.
-Es posible que sus vuelos se hayan cancelado por culpa de la tormenta -dice Giraut en tono pensativo. Mirando su vaso medio lleno de Macallan. Luego asoma la cabeza por entre la pared de muebles de su refugio. Mira al Enlace Americano. La cara de Lorenzo Giraut tiene una cualidad vagamente estólida. Probablemente favorecida por sus mejillas caídas y sus cejas pálidas y muy finas-. Es posible que haya caído un rayo en el aeropuerto o algo parecido.
La gente que la televisión muestra llorando en el Vaticano y abrazándose y negando con la cabeza con expresión incrédula está llorando por la muerte del papa Juan Pablo I. Ya hace muchos meses que la televisión no enseña más que eventos francamente negativos. Unos terroristas han puesto bombas en el Palacio de Versalles. En América, Ted Bundy anda suelto dejando detrás de sí lo que se conoce técnicamente como un rastro de sangre. Martina Navratilova es la tenista número uno del mundo. Los Sex Pistols están de gira pese a la oposición de Toda la Buena Gente de Gran Bretaña. En el Hotel In The Sands de Camber Sands, Lorenzo Giraut está teniendo su primera intuición de que esta noche de septiembre puede ser La Noche En Que Termina La Vida De Lorenzo Giraut Tal Como Lorenzo Giraut La Había Concebido cuando oye un ruido brusco y estridente procedente del lugar donde está sentado el Enlace Americano. Como el ruido de alguien que acabara de ponerse de pie bruscamente provocando la caída de la silla de brazos donde estaba sentado. Giraut se termina de un trago el Macallan de su vaso y vuelve a asomar la cabeza por entre el parapeto de sillas y cómodas que componen la pared de su refugio. El Enlace Americano está de pie con su puro humeando en la mano junto a la silla de brazos volcada en el suelo. En actitud de estar escuchando. Con la cabeza muy quieta y ligeramente ladeada como la gente que está intentando oír algo. Algo que no es el ruido de los truenos ni tampoco los gritos tal vez despavoridos y tal vez desenfadados de los turistas que corren por la playa. La cara del Enlace Americano parece mucho más pálida que hace un momento.
Lorenzo Giraut frunce el ceño y escucha con atención. Definitivamente hay un ruido acercándose que no es el ruido de los truenos ni los gritos de los turistas bajo los primeros goterones de lluvia tormentosa. Giraut todavía no se ha dado cuenta de que el nuevo ruido es el ruido de las sirenas de los coches de policía. Algo en la naturaleza de la escena empieza a adquirir visos de escena dramáticamente crucial. De momento definitorio del que va a ser su destino. Sale a gatas del refugio y se sirve un segundo vaso de Macallan con tres cubitos de hielo.

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