Acantilado, 2001. 264 páginas.
Tit. Or. Roman eines Schicksallosen(Sorstalanság). Trad. Judith Xantus.
Internet, que gran invento. Antes alguien como yo totalmente desconectado del mundillo literario elegÃa sus lecturas al azar. Ahora buenas amistades como Magda te descubren a autores más que buenos: imprescindibles. Gracias Magda por descubrirme a Imre Kertész.
En Sin destino vemos como cambia la vida de un adolescente húngaro al que de repente transportan primero al campo de concentración de Auschwitz y después a Buchenwald. En primera persona narra sus experiencias y su progresiva degradación fÃsica fruto de unas condiciones infrahumanas.
No se imaginen un drama; el estilo es frÃo, desapasionado; como bien dicen en la contracubierta, con la frÃa objetividad del entomólogo. Tiene la falsa sencillez de un monólogo adolescente. Por eso todavÃa impacta más. Lees y piensas Gracias por no haber tenido que sufrir todo esto. Cuando por fin lo liberan no es un final feliz, la experiencia ya lo ha cambiado para siempre. Al llegar a la ciudad todo el mundo le parece un niñato. Como lectores, también nos sentimos asÃ.
El protagonista es casi un niño y cuando llega a Auschwitz ni siquiera sabe donde está. Bromea y se burla de los presos del campo. Algunos les preguntan a él y sus amigos su edad y les contestan que tienen catorce o quince años, según. Los presos intentan convencerles de que digan dieciséis y ellos, casi riendo, al final les prometen que asà lo dirán. Cuando pasan la entrevista los dividen en dos grupos: aptos y no aptos. Los menores de dieciséis van al grupo de no aptos y el grupo de los no aptos va directo a las cámaras de gas.
Hay libros que te transforman. Éste es uno de ellos. Vuelvo a remitirme a la sobrecubierta:
Sin Destino es, por encima de todo, gran literatura, y una de las mejores novelas del siglo XX, capaz de dejar una huella profunda e imperecedera en el lector
Asà es.
P.D. Es posible que hagan una adaptación al cine: Sin destino
Pueden descargar el libro en el siguiente enlace (necesitarán el emule):
Kertesz, Imre – Sin destino.pdf
Algunas reseñas de Magda:
Sin destino
Un relato policÃaco
Liquidación
Escuchando: Rock And Roll Boogie Beat. Sammy Marshall & The Party Crashers
Extracto:[-]
No vi nada. El alba era fresca y perfumada, los extensos campos estaban cubiertos por una niebla gris. De repente percibà por detrás de mÃ, de una manera inesperada pero aguda y bien definida, como si sonara una trompeta, un fino rayo rojo; comprendà que era el sol que se levantaba. Aquél me pareció un momento magnÃfico: en casa a estas horas todavÃa estarÃa durmiendo. También vi, a mi izquierda, un edificio que anunciaba una estación, pequeña o grande, todavÃa no podÃa saberlo, pero una estación ferroviaria. Resultó ser un edificio minúsculo, gris y totalmente desierto, con pequeñas ventanas que estaban cerradas, y aquel techo ridiculamente escarpado que habÃa visto el dÃa anterior por aquellos parajes. En la niebla matinal, el edificio iba cobrando una forma cada vez más definida delante de mis ojos, su color se iba transformando de gris a violeta, y las ventanas se iluminaron de repente con los primeros rayos de la luz roja del sol. Otros también vieron el edificio, y yo se lo conté a los que estaban alrededor. Me preguntaron si veÃa el nombre de alguna localidad. Y sÃ, lo vi: eran dos palabras que a la luz del sol se distinguÃan perfectamente; el cartel colgaba del lado más estrecho del edificio, debajo del techo, justo enfrente de nuestro vagón: «Auschwitz-Birkenau», eso leÃ, estaba escrito con las tÃpicas letras alemanas, altas y onduladas. Traté en vano de acordarme de mis estudios de geografÃa, los demás tampoco tenÃan idea de dónde estábamos. Me senté, pues tenÃa que ceder el esto a otro y; como todavÃa era temprano y tenÃa sueño, pronto me volvà a dormir.
Más tarde, me despertaron los movimientos y el alboroto de los demás. Fuera, el sol brillaba ya con toda su fuerza y el tren avanzaba. Les pregunté a los muchachos dónde estábamos y me respondieron que en el mismo sitio, que el tren se acababa de poner en marcha: me habrÃa despertado por eso. Delante de nosotros se veÃan fábricas, junto a otros edificios. Un minuto después, los que estaban al lado de las ventanas nos comunicaron que estábamos pasando por debajo de un arco o portón, lo cual era evidente por el cambio de luz. Al cabo de otro minuto, el tren se detuvo, y entonces nos dijeron, muy excitados, que ahora podÃa verse una estación con soldados y con más gente. Muchos empezaron a recoger inmediatamente sus cosas, a abrocharse las camisas; las mujeres a peinarse, asearse como podÃan, ponerse guapas. Desde fuera, se oÃan golpes, puertas que se abrÃan, ruidos de la gente que bajaba de los vagones; tuve que reconocerlo porque no habÃa la menor duda: habÃamos llegado a nuestro destino. Estaba contento, por supuesto que sÃ, pero sentÃa que mi alegrÃa habrÃa sido distinta si hubiéramos llegado la vÃspera o el dÃa anterior. Luego, se oyó un golpe seco de algún instrumento que se accionaba en la puerta de nuestro vagón y alguien o más bien algunos descorrieron la enorme y pesada puerta. Primero oà unas voces, en alemán u otro idioma similar; parecÃa que todos hablaran a la vez. Por lo que entendà querÃan que bajáramos. Sin embargo, eran ellos los que subÃan o eso me parecÃa, porque no habÃa forma de ver nada. Se corrió la voz de que tenÃamos que dejar todas nuestras pertenencias. Más tarde, como nos explicaron, nos las devolverÃan, pero desinfectadas y sólo después de la ducha que nos esperaba. «Ya era hora», pensé.
Entonces, en medio de aquella masa humana, vi por primera vez a los hombres que se encontraban allÃ. Me sorprendió mucho, puesto que era la primera vez en mi vida que veÃa yo, por lo menos desde tan cerca, unos presos de verdad, con el tÃpico uniforme a rayas de los delincuentes, el gorrito redondo y la cabeza afeitada. Mi primera reacción natural fue retroceder. Algunos de ellos respondÃan a las preguntas de la gente, otros examinaban el vagón y empezaban a desalojar el equipaje con la experiencia de mozos de carga profesionales y con una rapidez extraña, tÃpica de los zorros. Todos ellos llevaban en el pecho, al lado del número tÃpico de los presos, un triángulo amarillo; aunque no tuve dificultades para descifrar el significado de aquel color, de repente tomé conciencia de que durante el viaje casi me habÃa olvidado de ese asunto. Sus caras tampoco inspiraban mucha confianza: orejas separadas, narices aguileñas, ojos pequeños, hundidos y picaros. Según todos los indicios, parecÃan judÃos. A mà todos me parecieron sospechosos o, cuanto menos, extraños. Cuando nos vieron a nosotros, a los muchachos, su excitación fue evidente. Empezaron a susurrar frases rápidas, y entonces descubrà que los judÃos no sólo tenÃamos el idioma hebreo, como yo habÃa creÃdo: «Reds dijiddish, reds dijiddish?» [¿Hablas yiddish?], preguntaban. Por nuestra parte sólo respondimos: «Nein» [No], lo que no les puso muy contentos. Entonces, lo comprendà fácilmente en alemán, querÃan saber cuántos años tenÃamos. Les dijimos: «Vierzehn, fünfzehn» [Catorce, quince], según el caso. Protestaron enseguida, gesticulando con manos y cabezas, moviendo todo el cuerpo: «Sechzain» [Dieciséis], nos susurraron por todas partes, «Sechzain». Eso me sorprendió y les pregunté: «Warum?» [¿Por qué?]. «Willst di arbeiten?» [¿Quieres trabajar?], preguntó uno de ellos, clavando su mirada vacÃa y cansada en la mÃa. Le respondÃ: «Natürlich» [Naturalmente], para eso estaba allÃ. Después él me agarró del brazo con sus manos amarillentas, huesudas y duras, y me sacudió diciéndo-me: «Sechzain… Verstaist di?… Sechzain!…» [Dieciséis… ¿Lo entiendes?… Dieciséis…]. Al ver que estaba enojado y que le daba tanta importancia a la cuestión, nos pusimos de acuerdo entre los muchachos, y entre bromas le prometÃ: «Bueno, pues tengo dieciséis años.» Y que no hubiera entre nosotros—dijeran lo que dijeran, no tendrÃa nada que ver con la realidad—hermanos, y menos—qué raro— gemelos o mellizos, y sobre todo: «Jeder arbeiten, nit ka mide, nit ka krenk» [Todos trabajan. No hay que cansarse, no hay que enfermarse].
14 comentarios
SabÃa que a un lector tan excelente como tu, le iba a gustar este gran escritor. Imprescindible, ciertamente.
Tengo fija aquella escena de cuando György se siente feliz por tener una cama, un poco de comida, sábanas limpias, el sentirse un poquito «libre» de tanto sufrimiento que lo deja a un paso de la muerte. Sólo tiene 15 años y llega a la enfermerÃÂa, además de con la infección, con piojos, la experiencia demoledora y el espÃÂritu hecho pedazos.
Bin dices, Palimp, hay libros que te transforman…
Imprescindible como dice Magda, una obra de arte. Hace poco acabé «Esperando a los bárbaros» de Coetzee, también te «cambiará» si no lo has leÃdo, estas obras son universales y tienen la virtud de llegar a lo más profundo, salut, I.
Descubrà a este autor con otra obra, Liquidación, que tengo reseñada en mi blog. Me fascinó su forma de escribir. Después he leÃdo algunas entrevistas y me parece una persona más que admirable, por el amor que sigue demostrando a la vida a pesar de lo terrible de la suya propia. Este no lo he leÃdo, pero sé que es su obra más conocida y por tanto la leeré en cuanto pueda.
Un abrazo
Gracias de nuevo Magda por descubrirme tantos autores buenos, y a éste en especial.
Iván, lo leeré aunque me decepcionó ‘La edad de hierro’
Elena, con tu permiso copio aquà un enlace a tu reseña:
Liquidación
Hay gente vital pese a los golpes del destino.
Estoy leyéndolo en estos momentos y es ciertamente sobrecogedor, se te va haciendo el alma más pequeña cada vez que se avanza… Me ha impactado eso que dice que «todo lo nuevo hay que empezarlo con buena voluntad, incluso en un campo de concentración»…, uf.
Es que realmente estremece. Por eso, después de leer este libro, El niño del pijama de rayas parece descafeinado.
Suelo leer tus comentarios y, de manera sorprendente, suelo coincidir totalmente contigo -excepto con Capek, pero eso es otra historia-, me encantó este libro y el autor, nunca podré olvidar la vuelta del chico a la ciudad, la desubicación que siente e, incluso, la nostalgia del campo de concentración… es de una complejidad que asusta. Lástima que no sea tan conocido como otros, en fin.
A mà también me sorprende que coincidas totalmente conmigo… que esto de los gustos es muy personal. Pero me alegra.
Es una lástima que se vendan miles de ejemplares del niño de pijama de rayas y obras como ésta sean casi desconocidas por el público en general.
akabo de ver la pelicula i me fazinooo… kisiera leer el libro pero no lo encuentro en ninguna libreeria… lo podria bajar de aki?
bueno mira mi email es anita_csa93@hotmail.com
te agradeceria mucho si pudieses enviarmelo….
es todo gracias!
He puesto un enlace de descarga.
Hola!!
Muchas gracias por aportes como estos, pero el firefox me dice q no puede reconocer el link!!
hey podrias actualizarlo o modificarlo, para asi tener acceso al libro!!
GRACIAS!!
Una amiga a quien estimo mucho, me recomendo este libro,la verdad yo acepte leerlo no por el libro sino porque ella me lo recomendo.Esto quiza lo vean mal,pero mientras leisa el libro,me entere que mi amiga regreso con su ex,obviamente si el libro era malo lo dejaba de leer,pero fue lo contrario,me interese mas por leerlo debido a que cada hoja refleja lo que el autor a vivido,es como si en vez de ver letras y parrafos en cada hoja,veia lindos cuadros de artes ya que te decribian todo con mucho detalle,nunca antes habia leido un libro en tan pocas hora,es q si era muy bueno ,extraordinario,de verdad al terminar de leerlo aprendes a valorar todo ,hasta lo q para mi,hasta ahora era insignificante,es que eso ultimo es relativo a la situacion,y desde ahora ya no debo verlo asi…muy feliz de haber leido esta gran obra.Gracias YAHAIRA,mi amiga…
el link para descargar el libro sin destino no me funciona, me aparece q firefox no sabe como abrirlo porque no tinene ningun enlace. si saben donde esta disponible la descarga porfavor mandenmela a mi correo
Tienes que tener instalado el programa Emule.