Honoré de Balzac. La casa Nucingen.

septiembre 23, 2011

Bruguera, 1969. 170 páginas.
Trad. M. carmen Vila.
Honoré de Balzac, Eugenia Grandet, César Birotteau, La casa Nucingen
Altas finanzas

Estoy buscando como loco por internet y no encuentro reseñas de esta obra… está visto que los clásicos se leen poco y se reseñan menos. Intentaremos remediarlo.

Este relato es, en teoría, una conversación escuchada por azar de unos grandes magnates de las finanzas. Ambientada en el mismo entorno que César Birotteau intenta explicar algo que estaba empezando a existir en ese momento: los mercados financieros. En esta época de crisis da pavor ver que estamos pagando algo que ya en su momento fue devastador, y es difícil no darse cuenta de que hay algo mál en el sistema -aunque no se sea marxista.

Hace ya más de cien años ya se sabía lo siguiente:

—En pequeña escala —dijo Blondet—, el asunto puede parecer extraño; pero en grande es la alta finanza. Hay actos arbitrarios que son criminales de individuo a individuo, y que no llegan a nada cuando se extienden a una multitud cualquiera, como una gota de acides prúsico resulta inocente en un barreño de agua. Matáis a un hombre y se os guillotina, pero con una convicción gubernamental cualquiera matáis a quinientos y se respeta vuestro crimen político. Robáis cinco mil francos de mi secreter, y vais a presidio. Pero con el cebo de una ganancia cualquiera, puesto hábilmente en la boca de mil bolsistas, les obligaréis a tomar los valores de cualquier república o monarquía en quiebra, emitidos, como dice Couture, para pagar los intereses de estos mismos valores: nadie puede quejarse. ¡He aquí los verdaderos principios de la edad de oro en que vivimos!

O lo que es lo mismo: si robas cien euros eres un ladrón. Si robas cien millones, un financiero.

Empezaba entonces el culto al beneficio:

Un primer ministro que roba cien millones y que hace a Francia grande y feliz, ¿no es preferible a un ministro’ enterrado a expensas del Estado, pero que ha arruinado a su país? Entre Richelieu, Mazarino, Potemkin, dueños cada uno en su respectiva época de trescientos millones, y el virtuoso Roberto Lindet, que no supo sacar partido de las contribuciones ni de los bienes nacionales, o los imbéciles virtuosos que perdieron a Luis XVI, ¿vacilaríais?

Aunque el lenguaje está algo anticuado la novela es corta y merece la pena leerse. A veces se te ponen los pelos de punta porque si en el siglo XIX eran así las cosas ¿Qué no estarán haciendo ahora?

Calificación: Bueno.

Un día, un libro (23/365)

2 comentarios

  • Alejandro septiembre 24, 2011en1:01 am

    Saludos desde Bogotá. Me uno a tu crítica: cada vez se leen menos a los clásicos, y esto es lástima porque deja uno de leer cosas geniales, como las escritas por Balzac. Hace algún tiempo escribí una crítica de Papá Goriot. Te dejo el enlace por si alguien desea visitarla:

    http://la-pasion-inutil.blogspot.com/2009/07/honore-de-balzac-papa-goriot.html

  • Palimp septiembre 26, 2011en4:48 pm

    Gracias por el enlace: una reseña excelente.

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